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LA ROTONDA

Votar con rabia

José Miguel Aguilar

Viernes, 12 de mayo 2017, 07:49

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La ira como opción política se ha instalado en la izquierda de esta democracia que manda señales preocupantes de agotamiento cívico. Se vota con el estómago, sobre todo cuando el hambre aprieta y la razón desaparece, y no con el corazón, que aunque suele estar resquebrajado por la injusticia creada por la crisis que dividió a nuestra sociedad siempre tendrá más sentimiento. Se vio hace dos años con la irrupción de Podemos y se está observando estos últimos meses con la división del PSOE en unas elecciones internas que jamás fueron tan trascendentales como las primarias del próximo 21 de mayo.

Hay mucha confusión en torno al liderazgo del partido porque más que elegir a la persona adecuada parece que la decisión gira sobre quien no debe ganar. Votar en negativo siempre fue contraproducente porque nunca se construyó nada bueno desde el lado opaco del espejo. Hay unanimidad entre los socialistas que abogan por esta forma de elegir a secretario general, la de darle voz a los militantes, pero la avenencia se rompe con las formas empleadas por todos, aunque unos más que otros. En Málaga hay la misma sensación que en el resto de España de alma deshilachada por egoísmos y personalismos. La cuestión no es quién es mejor para liderar al PSOE en este momento crítico para la socialdemocracia, nacional y europea, sino evitar que gane Pedro Sánchez, Patxi López o Susana Díaz. No se trata de quién representará mejor a los socialistas, sino de quien no quiere que guíe su destino.

Si te encuentras a alguien que vomita rabia a mansalva y saca el tema no dice que quiere que gane este o aquel, sino que espeta que hay que evitar que gane esta o aquella opción. Así es imposible de llegar a un consenso necesario el día después de la elección. Porque este es un proceso con un final determinado en el que lo mejor, en teoría, debe venir después.

Son muchos los que piensan que puede haber sorpresas ese domingo por la noche cuando la votación pueda revelar un resultado distinto al de la recogida de avales, sobre todo en determinadas zonas de España donde la firma para ser candidato es pública y el voto luego es secreto. Más allá de eso no se está hablando de las cualidades de los tres sino de los defectos de una terna que este lunes debatirá lo mejor para el PSOE. Son las únicas dos horas en los que los tres se verán las caras. Parece poco tiempo cuando lo que está en juego es el futuro de España, porque quien gane debe liderar un partido trascendental para la buena marcha de este país.

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