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GOLPE DE DADOS

Medallas merecidas

Alfredo Taján

Jueves, 11 de mayo 2017, 08:12

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Hay premios merecidos y otros no tanto. Esta vez el Ateneo de Málaga ha acertado plenamente con los nombres de sus premiados 2017. Lo positivo, en este caso, es que una institución libre e independiente que tuvo, y tiene, contra viento y marea y escaso presupuesto, tanta influencia en la ciudad, te entregue una medalla, esto habla mucho de los valores que prevalecen para ser objeto de galardón. Debo confesar que mi Ateneo era otro, era el de Plaza del Obispo a finales de los setenta, pocos años después de instalarme con mis padres en Málaga y justo antes de irme a Granada a cursar la carrera de Derecho. Aquellos fueron años gloriosos. Mi Ateneo era el de Rafael Pérez Estrada detrás de las cortinas de terciopelo rojo haciendo gestos surrealistas con un humor de greguería, el de José Ignacio Díaz Pardo apoyado en la barra diseñada por Frank Rebajes -que todavía se conserva-, el Ateneo de espejos y sofás de señorona sofocada de tanta poesía, mi Ateneo era el de la crítica feroz contra el espíritu del 12 de febrero, crítica tapizada por gélidos dry-martinis, el Ateneo del eterno Andrés, entonces jovencísimo, y siempre con la sonrisa puesta, el de María Victoria Atencia, Pablo García Baena, Bernabé Fernández Canivell, el de Pepe Álvarez, y también el de Rafael Ballesteros, Juvenal Soto, Salvador López Becerra, José Carlos Cómitre y Juan Carlos Jurado. Y, cómo no, indirectamente el de Miguel Romero Esteo, que editó mi primer libro Golpe de Estado en Mombasa, y fue uno de los culpables de que me secuestrara esa mujer, a veces tan ingrata y otras tan espléndida, llamada literatura.

Pero verano y humo, invierno y hogueras, el tiempo pasa y yo felicito el tesón de este Ateneo que vuelve a coger el pulso a la ciudad y lo hace entregando unas medallas a personas y organismos comprometidos con su profesión, como el Dickison College, que ha fomentado la unión entre la cultura americana y la española -felicidades Mr. Aldrich-, o la Escuela de Arte de San Telmo, que lleva la friolera de ciento sesenta y cinco años manteniendo la llama didáctica sin arrojar la toalla; también se ha galardonado a la catedrática de Derecho del Trabajo Rosa Quesada, fundadora y directora del Observatorio Jurídico Laboral de la violencia de género, ahí es nada; al oceanógrafo Jaime Rodríguez Martínez, entre otras cosas director de la reconocida expedición Hespérides al Polo Sur, y por último, a Guillermo Busutil, escritor y periodista -no sé porqué se dividen estas dos profesiones cuando no entiendo la una sin la otra-; Guillermo, en su discurso de agradecimiento, puso, como siempre, el dedo en la llaga a través de dos filósofos Pascal y Bauman: «No está de moda pensar», primera perla, «estamos en una sociedad que acepta el miedo», segunda perla, y la tercera y rotunda perla nada peregrina: «no se nos permite disentir demasiado»; a ti sí Guillermo, menos mal. Enhorabuena a todos.

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