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El rayo verde

Choque cultural

Lalia González

Lunes, 10 de abril 2017, 10:29

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Acaba de iniciar su aventura como camarera en una hamburguesería londinense. De sus primeros días de experiencia me cuenta asombrada que allí se cumplen los horarios del contrato y que se pagan las horas extra rigurosamente, tal y como están estipuladas, sin que a nadie se le ocurra ninguno de esos atajos que aquí son tan frecuentes: contratos de dos horas que en realidad encubren jornadas maratonianas, y ese o lo tomas o lo dejas que tengo veinte detrás esperando por tu puesto. Hay decenas de estudios que demuestran que más de la mitad de las horas extra trabajadas no se pagan en este país y que con ellas se generarían miles de empleos. Por no hablar de los contratos basura que terminan por ser de esclavitud, incluso de cuatro euros la hora.

Hay más detalles. Por ejemplo, que enseguida le han dicho cuáles son sus derechos de vacaciones y descansos o que se lleva a cabo a rajatabla el reciclaje de residuos, sin ningún qué más da. Hasta tiene una fiesta de convivencia con sus compañeros , muchos licenciados españoles, pagada por la empresa, en una playa.

Lo más curioso es que aquí se ha transigido por todas estas aberraciones en derechos laborales sin que a nadie se le mueva un músculo. Era la crisis, o la subsistencia de las empresas, hasta razones de Estado, para aceptar rebajas que luego son difícilmente recuperables.

Pero una cosa es la austeridad y otra los abusos. Que además, si se miran bien, no redundan en una mejoría sólida y constatable del país, por mucho que diga la macroeconomía, sino en un deterioro general, y a las pruebas me remito, de las condiciones de vida y de hasta la imagen de lo que somos. Un país de tercera, donde las reglas no están para cumplirse y la ética empresarial se puede pasar limpiamente por el forro.

Si se hubiera ido a una aldea zulú, L. no estaría más asombrada y eso que compartimos un mismo hemisferio. Habrá que pensarlo, digo yo.

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