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LA TRIBUNA

El reciclaje vertebra una Europa unida

De nuestras decisiones depende nuestro futuro. Tanto el del planeta como el de nuestra especie. Efectos como el cambio climático son una realidad que día a día se hacen más tangibles

ÓSCAR MARTÍN. CONSEJERO DELEGADO DE ECOEMBES

Miércoles, 22 de marzo 2017, 09:23

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El Parlamento Europeo aprobó la semana pasada por amplia mayoría una resolución sobre la Directiva Marco de Residuos, un paquete de medidas relacionadas con el reciclaje. Esta decisión no sólo pone de relieve la importancia que tiene el cuidado del medio ambiente dentro de la agenda comunitaria, sino que también constata el consenso político que se ha alcanzado en torno a esta cuestión. Y es que este paquete legislativo incorpora medidas tan importantes como la fijación de los objetivos de reciclado para el año 2030 en un 70%, en el caso de los residuos municipales, y de un 80% en el relativo a los envases.

Aunque la decisión del Parlamento debe ser refrendada aún por el Consejo de la Unión Europea, no se puede negar que supone un auténtico espaldarazo para todos los que creemos que el reciclaje es la mejor herramienta para cuidar el medio ambiente. En este sentido, conviene recordar que la normativa aprobada aumenta en cinco puntos porcentuales la propuesta realizada por parte de la Comisión Europea, lo que demuestra la ambición de este proyecto.

Esta medida supone sin ninguna duda un paso adelante en materia de prevención, reciclabilidad y lucha contra el littering, aspectos fundamentales a la hora de situar la estrategia comunitaria a la vanguardia de la protección ambiental y la competitividad. Además, implica un reconocimiento a la recogida selectiva como herramienta para lograr un reciclado de calidad a través de su implantación en flujos hasta ahora ajenos a este sistema, como los biorresiduos, los textiles o los residuos peligrosos.

Este último aspecto, que en España todavía es una asignatura pendiente, resulta fundamental para alcanzar el objetivo de la sostenibilidad plena. De la misma manera que el reciclaje de envases domésticos en nuestro país ha superado ya los objetivos marcados por la Unión Europea, necesitamos que aquellos flujos que aún no se han incorporado a esta senda de trabajo comiencen también a mejorar sus resultados.

Solo de esta manera seguiremos avanzando en materia medioambiental. Además, debemos continuar apostando por aquellos modelos que se han mostrado claves en materia de reciclaje. Para ello, nada mejor que reforzarlos con la incorporación de las nuevas tecnologías, el ecodiseño de los envases, el pago por generación, sistemas de recogida y tratamientos más eficientes y, sobre todo, a través del papel del ciudadano como motor de esta circularidad de la economía.

Estamos agotando nuestros recursos naturales. Por este motivo, la reciente decisión del Parlamento Europeo es tan importante, ya que también limita el porcentaje de vertidos hasta el 5%, al tiempo que pretende reducir a la mitad el desperdicio de alimentos. Una medida nada desdeñable desde el punto de vista del consumo responsable, ya que, como se lleva alertando desde diferentes instituciones internacionales, de continuar a este ritmo para 2050 ya habremos consumido los recursos equivalentes a tres planetas.

Para evitarlo, resulta necesario poner en marcha medidas que aseguren un desarrollo económico efectivo al tiempo que eficiente y ecológico. Esta transición equivale a pasar de una economía lineal a una circular. Es decir, cambiar el actual modelo de producción y consumo, basado en el concepto de usar y tirar, por otro medioambientalmente responsable y que pueda generar al mismo tiempo oportunidades de negocio, así como crecimiento económico.

Según datos de la Fundación Ellen MacArthur, los negocios vinculados a la economía circular podrían generar un billón de dólares al año en ahorro de costes, mientras que, a juicio de la Comisión Europea, si se aplica toda la normativa vigente en materia de residuos se crearían más de 400.000 empleos en la Unión Europea, de los cuales 52.000 se localizarían en España.

Un modelo que nos obliga a anclar nuestro compromiso en aspectos clave, como son la sociedad de consumo y los valores medioambientales a través del reciclaje, y sobre todo mediante tres pilares: la innovación, la educación y la colaboración público-privada.

Un reto que necesita vincular ya la reflexión con la acción directa y para el que no podemos perder más tiempo. Porque aunque la realidad nos demuestra que aún queda mucho camino por recorrer, comenzamos a ver motivos para la esperanza. Cada vez son más y más las organizaciones, administraciones públicas y entidades privadas que, de la mano de la ciudadanía, impulsan desde la verdadera convicción los principios básicos de este modelo.

Un ejemplo lo encontramos también a nivel comunitario con la Hoja de Ruta hacia una Europa Eficiente en el uso de Recursos que se enmarca dentro de la Estrategia Europea 2020 promovida por la Comisión Europea. Una iniciativa que establece acciones para la estimulación del mercado de materiales secundarios y la demanda de materiales reciclados ofreciendo incentivos económicos y desarrollando criterios para determinar cuando un residuo deja de serlo.

En definitiva, necesitamos evolucionar hacia una nueva forma de hacer y entender las cosas que nos permita alcanzar un futuro mejor, ampliando el ciclo de vida de los productos para reducir su impacto en el medio ambiente y abrir nuevas oportunidades de crecimiento económico y creación de puestos de trabajo.

Porque ya no hay vuelta atrás. De nuestras decisiones depende nuestro futuro. Tanto el del planeta como el de nuestra especie. Efectos como el cambio climático son una realidad que desgraciadamente día a día se hacen más tangibles. Una tragedia causada únicamente por la mano irresponsable del ser humano.

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