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EL RAYO VERDE

Feminismo 'cool'

Lalia González

Viernes, 10 de marzo 2017, 09:23

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No sé si será por la costumbre de que todo vaya a peor, pero me cuesta procesar el éxito de las manifestaciones por el Día de la Mujer, en todo el mundo en general y aquí en particular. Han sido marchas luminosas, alegres, combativas y llenas, ¡pero llenas!, de gente. De mujeres, y de todas las edades, porque hace mucha falta que las más jóvenes se conciencien, pero también de hombres, los que ya tardan en incorporarse.

¿Por qué? ¿Es que el feminismo se ha convertido ya en 'mainstream'?, es decir, si es que ha entrado de lleno en el río del acervo común, de lo compartido por todos, de la cultura de masas. Incluso me pregunto ¿es que se ha vuelto 'cool'?

No quiero aguar la fiesta que, confieso, me aletea en el fondo del alma, porque ya hace falta registrar avances, cimentados sobre la sangre de tantas mujeres. Pero hay que analizar lo que ha pasado para que este miércoles las calles rebosaran de gritos y pancartas y en las redes sociales muchos compartieran con orgullo la presencia, o que los wasap replicaran cantidades ingentes de mensajes y gifts más o menos ocurrentes. ¿Se ha entendido, por fin, que se trata de defender los derechos humanos de la mitad de la población?, ¿se ha acabado el interesado prejuicio contra el feminismo?

Es posible pensar que sí. Que los abusos han sido tantos que ya han caído por su propio peso, que los medios se han decantado, y eso es importante, por la igualdad y que hay una corriente eléctrica que recorre desde las ricas calles americanas (agitadas de manera singular a raíz de los 'pussy hats' contra el grosero machismo de Trump) hasta lugares donde es de valientes hacerlo, como los países dominados por el islamismo. Que hay tanto por corregir, y tan urgente, que cualquiera puede encontrar su causa dentro de la gran idea del feminismo.

Pero advierto un riesgo cierto de que la complacencia, o la institucionalización, quite las garras a la lucha, o que pase como una moda inconsistente. Porque las asesinadas alcanzan un negro récord este año, a pesar de todo; porque siguen la brecha salarial, la de empleo, de pensiones, el techo de cristal, las muchas formas de violencia, porque aún hasta los más celebrados artículos de los escritores más amigables, pongo por ejemplo el de Héctor Abad Faciolince, que distingue entre las mujeres «bravas» y esas «peladitas de piel y tetas perfectas», aunque elogie a las primeras, no dejan de repetir ese esquema profundamente machista de objetualizar a las féminas.

Hay, pues, que saber gestionar este relativo éxito. Las camisetas de Dior están bien, aunque sean tan caras. No es por despreciarlas, al contrario, bienvenidas sean. Pero esto no es un mensaje publicitario, un 'jingle', o el pantone de la temporada.

Hoy es día 10 y, si miran bien a su alrededor, no ha cambiado nada. Aún.

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