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INTRUSO DEL NORTE

En vísperas del 28-F

Ser andaluz es mi mejor manera de ser español

JESÚS NIETO JURADO

Lunes, 27 de febrero 2017, 08:38

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Mi patria es España y mi tierra Andalucía. Pero no la Andalucía del llantito que a muchos les viene tan bien desde que delegaron competencias a Híspalis, sino la Andalucía pujante y luminosa que sorprende a príncipes y 'hollandes'. La Andalucía mediterránea que ve uno en las mañanas de puerto y ajetreo. Porque mi patria es España, y Andalucía una tierra que debe dejarse de una vez del látigo y la autocompasión cada fines de febrero, en vísperas del día bisiesto. Andalucía empieza a veces en el ladrillo visto del cinturón rojo de Barcelona, en alguna fiesta popular por la Meseta donde se hace buena esa máxima que cuenta Antonio Burgos de que ser andaluz es la mejor manera de ser español. Y duele, está claro, esa consideración que el andaluz se tiene siempre de ir detrás, cuando los límites, muchas veces, nos los hemos puesto nosotros con la excusa de que el centralismo prioriza a otros.

De Despeñaperros a Punta Paloma hay variedad de tipos y fenotipos: braceros de Jaén, medio irlandeses por la zona de Jerez y el Puerto. Pelirrojos en Añora, Córdoba. Y una forma de entender España desde el sol y el trabajo. Una Europa que sonríe y llora.

Andalucía no es la medallita que la madre predilecta, o antaño el padrecito Griñán o el Chaves predilecto imponían bajo el himno de la Jurado y la letra de Infante. Andalucía es verdaderamente la cabeza de aquella España que descubrió un mundo, la cuna del Occidente. Tartesos pasada por aceite de Roma, por las lágrimas saladas de Boabdil. O esos otros andaluces que se quedaron fuera de la Andalucía del sistema, y hablo de Carlos Cano, al que tampoco es que le vayan recordando cada finales de febrero. Andalucía debe aprender de Málaga, y cambiar el látigo por el futuro. Porque a pesar de todo, en los hospitales de sur y de sol, la Ciencia avanza a pasos que ni en Suecia. A pesar de los socavones de la A-92, muchos años después entendemos que el sistema autonómico debe darnos pan y médicos y un techo, y que si no, hemos estado haciendo el caldo gordo a los 'pujoles' y a esas sagas catalanas a las que les levantamos su paisito a ritmo de taranta.

Andalucía será lo que ella quiera, como el Bierzo en León, o la Comarca del Guadalhorce aquí. Pero mi Andalucía, ya digo, empieza en ciertas esquinas de Madrid y ve ponerse el sol en La Habana y en Veracruz, donde alguien se abanica en la casapuerta y el patio está abierto al poco frescor del mediodía.

Hay momentos decisivos en los que el péndulo de la Historia, como en el XVII, nos pone en la cabeza de un país del que formamos parte sustancial, fundacional e indispensable. Ha llegado la hora de la responsabilidad histórica de Andalucía en España, muy por encima de 'Susanas' y de 'AVES' que vuelan bajo a la altura de Puertollano -buenos cantaores- cuando viajan hacia el Norte.

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