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repaso general

Cuatro calles más tristes en Málaga

Los minimalistas urbanos deben estar satisfechos tras el ‘terrazazo’ decretado por la concejala Martín Rojo en Molina Lario, Císter, Duque de la Victoria y Santa María

Javier Recio

Domingo, 26 de febrero 2017, 09:29

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Hay cuatro calles en Málaga que han cambiado de raíz desde el pasado jueves. En plena tormenta de barro, el Ayuntamiento decidió quitar las terrazas que estaban instaladas en Císter, Molina Lario, Santa María y Duque de la Victoria. El municipio actuó, como no podía ser de otra manera, conforme a la ley, ya que la instalación de este mobiliario que parece que tanto molesta a mucha gente no estaba permitido en las citadas vías desde el 1 de enero. Otra cosa es que esté justificada esa decisión, pues se alegan motivos de seguridad. O sea, más bien que generan inseguridad. Y la verdad es que no se acaba de entender, pues nunca se ha comprobado que estas sillas y mesas hayan provocado escenas peligrosas. Hay una perniciosa corriente que ha puesto en el punto de mira a los hosteleros, como si éstos fueron el origen de todos los males no ya presentes, sino futuros de la capital. Estos empresarios lo único que hacen es intentar ganarse la vida, dar mayor satisfacción a sus clientes que les gusta sentarse en una terraza y dar también más trabajo. Que nadie se indigne después calificándolos de demagogos si estos propietarios despiden a camareros. Por desgracia eso sería lo lógico, los despidos, porque obviamente sus cajas se van a resentir de una manera significativa. No hay que perder de vista que estos emprendedores han tenido en cuenta la presencia de las terrazas a la hora de hacer sus números, a la hora de calcular si su negocio podría ser más o menos rentable. Esta decisión genera además una sensación de agravio. ¿Por qué en mi calle sí se prohíben y en la que hay justo al lado, no? No es cuestión de ponerse en plan chivato o delator, pero hay callejuelas igual de estrechas que la calle Santa María que sí gozan del privilegio de tener esas terrazas, lo cual me parece muy bien por otra parte. Es muy malagueño eso de importar unos problemas que afortunadamente aquí no se tienen. La sombra de Barcelona está siendo demasiado alargada. La gente puede pasear con normalidad por las calles del Centro afectadas por este terrazazo y que se sepa, hasta ahora no ha existido ningún incidente para que los coches de policía, los taxis o las ambulancias no hayan podido circular por Molina Lario. ¿Dónde está el problema entonces para joderle la vida a estos hosteleros? Parece mentira que la concejala de Vía Pública haya adoptado esta medida. Martín Rojo, que tiene un apellido con una sonoridad bastante comercial, tampoco está haciendo honor al nombre de su área de gobierno: reactivación económica, promoción empresarial y fomento del empleo. Más bien está haciendo todo lo contrario. Debe reflexionar, porque estos cierres sólo generan satisfacción a los amantes del minimalismo urbano. No cabe duda de que estas cuatro calles son hoy más tristes que hace unos días y mucho me temo que pasarán a ser unas vías muy poco transitadas. Hay silenciosos ejemplos en el centro. Basta con pensar en las calles donde no hay terrazas

Inundaciones. ¿Quién paga las obras en los arroyos?

Cuando se producen inundaciones en la capital siempre se repite después la misma historia. Se hace un magnífico inventario de las obras que hacen falta para evitarlas. Y después se produce un debate político para determinar quién tiene la responsabilidad de pagarlas. En esta ocasión ha pasado de nuevo. La tromba del domingo afectó de manera especial a la zona de Cerrado de Calderón y al parking de la plaza de La Marina, que está sufriendo además la sangría económica que supone dejarlo cerrado: nada menos que ocho mil euros al día de recaudación. No está mal para lo estrechas que siguen siendo la mayoría de sus plazas. En el pleno municipal se debatió este asunto, el del pago de las obras. La portavoz del grupo socialista, que se llama María del Carmen Moreno, aunque seguramente a usted no le sonará de nada, estuvo bien al decir que correspondía al alcalde de Málaga priorizar estas actuaciones en vez de gastarse una millonada en la compra por ejemplo del cine Astoria o en otras inversiones como Art Natura. Estuvo bien, aunque se le olvidó apuntar que también gasta demasiado en viviendas públicas, ya que el Ayuntamiento de Málaga ha construido cinco mil VPO sin tener competencias para ello. El deber es de la Junta...

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