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CARISMAS Y CARAMBAS

COMO PLAYAS EN CUARESMA

JACQUELINE CAMPOS

Sábado, 25 de febrero 2017, 10:24

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EL próximo miércoles comienza el tiempo de Cuaresma, es decir, el periodo del calendario litúrgico que finaliza el Jueves Santo. Los creyentes señalan que no se trata de un tiempo triste, sino meditativo y recogido. En otro aspecto más terrenal también se inicia la cuenta atrás para la Semana Santa turística en Marbella. Poco más de un mes para pasar el examen ante los miles de visitantes que cuentan los días para disfrutar de nuestras playas. Y que Dios me perdone pero esta cuestión sí que puede ser motivo de pecado y penitencia. Es decir, que viendo lo visto, tenemos todas las papeletas para que se vayan de Marbella tarareando aquella canción de 'Aquí no hay playa', y mira que hasta los vecinos venían advirtiendo que son una de las grandes deficiencias de la ciudad dentro de la encuesta de percepción ciudadana del Plan Estratégico de nuestro municipio.

Tanto el actual escenario como los pasados, no dejan de ser un tanto rocambolescos. Por una parte, el consistorio reclama a la Dirección General de Costas que se ponga manos a la obra y que, en caso contrario, permita la actuación de los técnicos municipales para que de tiempo a que puedan estar a punto antes de la inminente temporada vacacional. Por otra parte, basta hacer un escueto seguimiento de las declaraciones realizadas por responsables de equipos de gobierno anteriores para toparse con afirmaciones como que el Gobierno de la Nación será el que solucione de manera definitiva la situación de las playas del centro de la ciudad y de San Pedro Alcántara. Y también escuchamos de otros partidos emergentes que Marbella lleva 50 años siendo un emblema del turismo de excelencia, pero la imagen que están dando algunas de sus playas dista mucho de ese emblema. Es decir, que mientras son el arma arrojadiza de unos, otros y de más allá, seguimos con la misma problemática y peor.

Es cierto que existe un semblante de preocupación por parte de todos ante el estado actual de las playas y el poco tiempo del que se dispone para su regeneración, con el atenuante de los temporales que estamos sufriendo en la costa. También es cierto que no cesan las visitas de máximos responsables provinciales a Marbella de la mano del equipo de gobierno, al igual que la celebración de reuniones con el director general de Costas por iniciativa de la oposición para arrancar el compromiso del ejecutivo de llegar a tiempo en el estado óptimo del litoral que nos afecta. Todos quieren pero, una vez más, la falta de consenso, de coordinación o el simple orgullo, impide que se trabaje de forma inmediata en lo que representa uno de los baluartes de Marbella, valor inigualable que, por el momento, es de lo más importante que tenemos para vender.

Y como entramos de lleno en momentos de meditación que invitan a despertarnos, a despabilarnos del entumecimiento y del riesgo de ir adelante por inercia, tal y como se define en este periodo cuaresmal, imploremos para que lo que caiga del cielo no sea tan solo polvo del desierto sino también un poco de sentido de común, que falta hace.

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