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SINÉCDOQUE

LA GENTE NO LEE

SORA SANS

Jueves, 23 de febrero 2017, 09:57

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La gente no lee, me dice un chico con el que intercambio unas palabras a la hora del café, un chico que sabe mucho de lingüística, aunque no lo haya estudiado en la Universidad, a pesar de haberlo aprendido leyendo por su cuenta. La gente no lee. Y me comenta que la lengua está viva, que si no, hablaríamos latín, y yo le digo que "guion" ya no lleva tilde y se sorprende, ¡vaya cosas! La gente no lee y en el vaso del café pone «Que tengas un buen día» y eso, creo, que me alegra un poco el día. La gente, le digo, la gente que no lee, está claro que lee poco.

Yo no leo como leía antes. Primero leí lo que había en casa, lo que las estanterías de la biblioteca familiar ofrecían y que era, por suerte, un tesoro. Después, cuando a falta de espacio, la biblioteca no traía novedades, releí lo que me había dejado con hambre, o más bien, aquellos lomos que al mirarlos, volvían a abrir mi apetito. Más tarde me llevé prestados los libros que me habían ayudado a crecer y empecé mi propia librería casera. Llené una estantería, dos, tres. Coleccioné relatos de periódicos, como los de Garriga Vela. Me pasé al eBook, me cansé del eBook, me sumergí en la poesía y en los blogs, en las tiras cómicas, en los eslóganes, en las señales de las calles, en las letras perdidas de los papeles que uno guarda en el bolsillo durante demasiado tiempo.

La gente sí lee. La gente lee lo que puede. La gente que lee, lee lo que puede, pero no lee lo que no merece la pena leer porque existe cada vez más y más contenido, menos y menos. Abunda la letra perezosa, abunda la letra rimbombante, abunda la letra copiada de otra letra, abunda la letra manoseada, abunda todo. Recuerdo aquella pequeña biblioteca repartida por las estanterías de mi casa de Ronda. Mi padre, Don José, pagando a plazos la enciclopedia. Cada libro era un tesoro.

Hoy existe una biblioteca infinitamente mayor, condensada en el tamaño de una pantalla (todos los libros son de bolsillo). Y la gente no lee, como antes, no tiene tiempo de leer, están perdidos buscando el camino entre tanta estantería.

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