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FÚTBOL ESCRITO

EL DESPERTAR DE LA AFICIÓN

JOAQUÍN MARÍN D.

Jueves, 23 de febrero 2017, 09:57

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Algo ha cambiado en el Málaga de un tiempo a esta parte. Lo principal ha sido ganar, claro: es la variación decisiva, la que alivia la presión, la que convierte un día nublado en un anticipo de la primavera que está por llegar. La que transforma las miradas de soslayo y desconfianza en optimismo sincero, la que despeja dudas sobre la capacidad del entrenador o de los jugadores. Ya lo dijo Luis Aragonés con su célebre frase, que el fútbol es ganar, ganar, ganar y volver a ganar, y ganar y ganar. Más descriptiva e inteligente que la de Boskov, ese aforismo pueril y sin sentido que dice que fútbol es fútbol y que ha sido tomada por enciclopedia cuando no es más que una obviedad. Pero más allá de eso, más allá del reencuentro con la victoria, donde todos somos más guapos y altos, jugamos mejor y perdonamos errores, hay un aspecto del malaguismo que ha despertado por fin, después de muchos atropellos y abusos. Es la afición, o mejor dicho, el orgullo de la afición, que ha reaccionado de manera elegante pero enérgica al maltrato continuado de los árbitros. Se ha tenido siempre a la masa social malaguista por festiva, muy agradecida con su equipo, de aplauso fácil y fidelidad probada, bien viajada, licenciada cum laude en sufrimiento a lo largo de la historia. Pero poco dada a indignarse, incluso con motivos. Sin embargo, el pisoteo al escudo y a la camiseta que han supuesto los últimos arbitrajes generó en el partido ante Las Palmas una reacción furibunda; educada pero fuerte, definitiva y rotunda. Y es que cuando nos hieren sangramos juntos por la misma herida. Duelen las injusticias y apiñan a la gente en torno a su equipo y a su sentimiento. Y nos hacemos más fuertes.

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