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VOLTAJE

La cumbre de los atascos

El efecto emocional que provocaron los atascos de la visita de Hollande a Málaga ha sido incalculable

Txema Martín

Martes, 21 de febrero 2017, 08:48

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El Este de la ciudad de Málaga carga con la fama de ser un feliz conglomerado de barrios privilegiados y zonas pijas pero la realidad es que hay temporadas en las que no ganamos para disgustos. La noche que pasamos durante la tromba de agua de la madrugada del domingo fue dramática y estuvo marcada además por el factor sorpresa. Aquí tiene que haber alguna circunstancia quizás orográfica que impida el acierto en la previsión meteorológica. Eso o hay alguien en la Agencia Estatal de Meteorología que nos tiene tirria, ya que la noche de la tromba nos habría pillado prevenidos si nos hubieran advertido de la posibilidad de que nos cayera hielo del tamaño suficiente como para hacerse unos gintonics mientras que el asfalto se hundía y la playa volvía a desaparecer, como ocurre cada vez que sopla el viento en la ciudad.

Que Málaga no está preparada para la lluvia es una certeza labrada mediante la experiencia; la reflexión tiene su componente de ridiculez, ya que siempre que llueve nos pasa lo mismo. Cabría preguntarse si además el centro de la ciudad, esa bendita almendra, es el lugar más adecuado para albergar una cumbre hispano francesa. Cuando todavía estábamos achicando agua, dando partes al seguro y cuantificando la magnitud de la tragedia, el lunes nos recibía con la típica anormalidad de una ciudad entregada a los sobresaltos. La tromba dejó más de 3.000 afectados y unos nueve millones de euros en daños, pero el efecto emocional que provocaron los atascos de la visita de Hollande a Málaga ha sido incalculable.

Hay gente que la tacha de inútil, pero la impresión es que la minicumbre de ayer resultó eficaz en su capacidad para guillotinar cualquier plan profesional o de ocio que incluyera algún desplazamiento en coche durante todo el día. Quien esto suscribe estuvo más de una hora atrapado con su coche, contemplando a ambos lados los efectos del temporal y mezclado en la indignación del resto del personal, que lejos de exclamar 'Oh, là là' o de tararear La Marsellesa prefirió inclinarse por fantasear sobre Robespierre, o por lo menos imaginarse que en cualquier momento podríamos reinterpretar el plano secuencia con el que arranca 'La la land', en el que un atasco motiva una divertidísima coreografía.

Aventurarse varias veces a la semana al análisis de la actualidad malagueña es en sí una inspiración porque aquí siempre pasan cosas, algunas buenas, otras malas, casi todas con sonidos de corneta de fondo. Llevamos ya un tiempo deambulando emocionalmente en un estado de continua desproporción entre las violencia meteorológica, los carnavales, la iluminación (que ha permanecido milagrosamente intacta) y, ayer, por si todo esto fuera poco, una cumbre amenizada por la legión que terminó de sumergir en la parálisis y en el caos no sólo a la zona Este, que a mí me pilla más cerca, sino a toda la ciudad entera. Estamos muy intrigados. ¿Qué será lo siguiente?

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