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EL RAYO VERDE

¿Y si no?

Lalia González

Viernes, 30 de diciembre 2016, 10:30

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A estas alturas nadie, en ninguna parte, duda de que Susana Díaz va a optar a la secretaría general del PSOE. Está cantado que en cuanto se convoque el congreso federal, no antes, presentará su candidatura; que ganará las primarias, y para ello trabaja en tejer alianzas con unos y otros, y también que cuando llegue el momento será la candidata socialista a las elecciones generales. Pero ¿y si no es así? Existen muchos cabos sueltos, muchos factores, imponderables, que dejan un resquicio a la duda. Es decir, a que finalmente la 'baronesa' andaluza se quede de Despeñaperros para abajo y deje pasar, por segunda vez, un tren que parece que está para ella.

Quizá sea poco probable, un porcentaje mínimo del cálculo de posibilidades, pero ahí está abierta la incógnita y en estos tiempos en que nada sale como parece (Trump, 'Brexit', el referéndum de Colombia) no se puede desdeñar cualquier contrafactual. Nos íbamos a reír tantos profetas.

Díaz tiene desde el principio el dilema de dejar una indiscutida primacía en la región más poblada a cambio de tomar el mando de un partido en sus peores horas y una ideología, la socialdemócrata, sobre la que soplan malos vientos en toda Europa. El viaje a Madrid no será si la dirigente andaluza no tiene garantías suficientes de que su 'nuevo tiempo' va a ser viable, es decir que logre respaldo suficiente y ánimo de colaboración. La división de los críticos en dos corrientes -al menos-, la debilidad mostrada por los seguidores de Pedro Sánchez -y la falta de crédito de muchas de sus caras visibles-, la indecisión de éste no tranquiliza lo suficiente a los 'susanistas', a pesar de que la campaña de captación de apoyos le va bien y se sigue sin atisbar un nombre que le pueda empañar la victoria. Pero tampoco se engañan sobre la situación anímica de las bases y la crispación interna de modo que, aunque ganara, lo fuera para capitanear una jaula de grillos.

Otro frente de incertidumbre es la situación en que quedaría el partido en Andalucía. El PSOE federal no se puede permitir perder su fortín, porque ello supondría la definitiva 'pasokización'. De modo que Susana Díaz ha de barajar si su salida no va a fracturar la que considera piedra angular del socialismo patrio.

Por completar el cuadro, Díaz tiene enormes presiones para que dé el paso adelante incluso con el dramático imperativo de lo inevitable, de que si no es ella no hay nadie y el PSOE no se va a recuperar.

En cualquier caso, ella es la que más arriesga y es evidente que debe albergar dudas. Quizás por eso últimamente ha vuelto a repetir mucho eso de «centrada en Andalucía». Pero expresar dudas tampoco le ayuda. Ya se sabe que todo el mundo corre en auxilio del vencedor y se ve quién se posiciona con la suficiente ambigüedad como para moverse hacia el viento que sople.

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