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LA ROTONDA

Consejero de Salud

Ángel Escalera

Martes, 6 de diciembre 2016, 11:56

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La gente está cansada de que le prometan jamón de pata negra y le den mortadela blanca (la hay con y sin perejil). Eso está pasando con la sanidad pública malagueña, que ha soportado muchos bocados y ha recibido muy pocas vitaminas. Para solucionar un problema lo primero que hay que hacer es reconocer que el problema existe. Por eso, está bien que el consejero de Salud, Aquilino Alonso, dijese que algo va mal en el sistema sanitario andaluz, en unas declaraciones que realizó la pasada semana en Málaga. Hay situaciones que son tan evidentes que tratar de negarlas sólo conduce al ridículo más absoluto. Alonso admitió un hecho que conoce hasta el más corto de entendederas: la larga crisis ha causado mucho daño a la sanidad pública andaluza en general y a la malagueña en particular. Los recortes aplicados, sobre todo desde 2012, han debilitado a los hospitales del SAS y a los centros de salud. El más con menos no es posible mantenerlo de forma indefinida. El tío Paco vino con las rebajas y no se ha marchado todavía. Se ve que le ha cogido afición a la poda sanitaria. Los tijeretazos han dejado a la sanidad pública con las vergüenzas al aire y ahora no hay sastre que remiende tanto agujero. El consejero de Salud, al que hay que valorarle que encaje las críticas con elegancia, aseguró que han tomado nota de las quejas y que pondrán pie en pared, pero no concretó qué medidas son esas que ofrecerán sostén a la estructura de un barco que hace aguas por babor y por estribor.

Aquilino Alonso expuso de un modo general que se quiere impulsar la atención primaria, reducir las listas de espera, mejorar las urgencias de los hospitales y dar respuesta a las reivindicaciones de los profesionales. Nada que objetar, pero la duda, que en este caso no ofende, es si Salud llevará a cabo de verdad esas actuaciones imprescindibles o todo se quedará en papel mojado, o sea, en palabras pronunciadas para salir del paso y, luego, de lo dicho no me acuerdo. El consejero tiene la oportunidad de demostrar que sus afirmaciones no las hizo cara a la galería. Si el tiempo pasa y todo sigue igual, Alonso perderá credibilidad. En cambio, si cumple su compromiso ganará enteros ante los ciudadanos y, lo que es más importante, evitará que la sanidad pública malagueña se parta en fragmentos cada vez mas pequeños. Lo que sea se sabrá. Y quedará registro de ello en las hemerotecas, que son los lugares en los que más promesas políticas incumplidas se almacenan.

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