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LA ROTONDA

Gremlins mojados

Ignacio Lillo

Miércoles, 23 de noviembre 2016, 09:56

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Las ciudades tienen alma, con una genética histórica que les hace sentir, vivir y cambiar colectivamente, como un solo ser. Una de las características que nunca dejará de sorprenderme es el momento en el que Málaga adopta el perfil de invierno. Que haga frío todavía tiene un pase, pero con la lluvia es que no podemos. La histeria colectiva se apodera de los ciudadanos, por lo general pacíficos y alegres, y, como gremlins bajo la ducha se convierten en seres terroríficos, incapaces de controlar su pánico... a mojarse.

Parece inaudito que algo tan inofensivo como la lluvia -siempre que no caiga de manera torrencial- pueda causar tantos estragos en una urbe que se considera a sí misma una referencia tecnológica europea. El moderno sistema viario del que tan orgullosos estamos se ve, de la noche a la mañana, colapsado e incapaz de absorber tantos miles de coches. Un accidente leve convierte la autovía en una ratonera que atrapa a miles de conductores desesperados por llegar a soltar a los niños en cuarta fila frente a la puerta del cole, no sea que una gota maliciosa convierta a su pequeño osito adorable en un monstruo cruel que se niega a comer y a dormir por las noches.

Todavía tardaremos años en saber si el malagueño tiene realmente fobia al agua... O si es que realmente no tiene alternativas de movilidad razonables. Como cabía esperar -aquí siempre es fácil acertar- el aguacero vuelve a poner las vergüenzas al aire. Hemos dejado pasar los años de la crisis, con la fuerte bajada de la circulación que trajo consigo el paro, para acometer reformar el transporte público, que en unos casos es a todas luces insuficiente; en otros, está descoordinado y en el peor de todos se ha quedado sin acabar todavía, como ocurre con el metro y la llegada al Centro. En el peor punto negro de la red viaria local, el acceso al PTA, a falta de Cercanías, tranvía y cualquier solución millonaria no es tan difícil poner en servicio la propuesta municipal del 'metrobus', con lanzaderas en horas punta que viajen únicamente desde la parada del metro en la ampliación de Teatinos (Andalucía Tech) hasta el Parque Tecnológico y sin paradas. Aunque las comparaciones son siempre odiosas, ahora que tenemos buen rollo con Sevilla, no está de más recordar que allí el Ayuntamiento ya lo ha hecho; y su problema es de coña en comparación con el nuestro.

Apenas un día de lluvia es suficiente para desmontar todo nuestro sistema viario, inexorablemente colapsado e impotente ante la avalancha de malagueños que, como escuché una vez, tienen todo el derecho del mundo a perder el tiempo en sus respectivos coches. Aunque acaben como Gremlins mojados.

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