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reflexiones al sur

Repensar el baloncesto

javier imbrosa

Lunes, 24 de octubre 2016, 10:10

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Esta semana pasada el presidente del Barça manifestaba que el modelo del baloncesto europeo no funcionaba, que los clubes más grandes invertían grandes cantidades de dinero y no tenían retorno. La imaginación al poder. Desde que el deporte profesional se hace mayor de edad es decir, convertirse en sociedades mercantiles que invierten en sus respectivos proyectos y reciban a cambio buenos resultados deportivos y económicos no deja de plantearse cómo hacer para rentabilizar esas inversiones sin perder competitividad.

El baloncesto lleva tiempo viviendo sobre unas bases irreales. A saber, Barça y Madrid viven del dinero del fútbol, algo que ningún otro club se puede permitir. Lo del Betis baloncesto en Sevilla es pura supervivencia. El Baskonia es el único modelo de club gestor de sus propios recursos, aunque se beneficie de las ventajas fiscales de aquella zona de España. No solo genera sus ingresos a través de sus abonados, patrocinios y taquillas, sino que ha creado una sociedad que gestiona instalaciones deportivas con su correspondiente explotación. A pesar de ello, vive en números rojos. El Unicaja tiene al mejor patrocinador de Europa, pero sin un modelo definido. Y el Valencia, bajo el auspicio de su gran mecenas, Juan Roig (propietario de una de las empresas más importantes de España, como es Mercadona) respira cierta solidez.

Estos cinco clubes tienen los mayores presupuestos de la competición. Y no de ahora. Llevan muchos años en esa posición. Al margen de resultados deportivos, vinculados a tantos factores, el resultado económico no deja de ser preocupante. El resto de equipos sobreviven más o menos como pueden. Economías de batalla que buscan por lo menos cubrir sus presupuestos que no siempre consiguen. Ejemplos como el Estudiantes, arrastrando una deuda de varios millones de euros, y ahí siguen.

Este modelo ruinoso impide el acceso de otros equipos que logran con su esfuerzo deportivo ascender a la ACB. Si ascendieran, formarían parte de esa ruina económica impuesta por unas normas anacrónicas alejadas de la realidad actual. La respuesta de la ACB ante esa demanda la resuelven contestando que otros ya pagaron ese canon maldito y crearían un precedente injusto. Viniendo esto de Cataluña, sede de la ACB, donde todos sus responsables son de ese entorno, se podría copiar a la Generalitat y desobedecer las leyes, algo tan usual y tan democrático por esas tierras.

Es curioso esto de ascender en baloncesto. En fútbol, si ascienden, te pagan por los derechos de televisión una fortunón. Si asciendes en baloncesto, tu premio es pagar y arruinarte. ¿Cómo se entiende? Las cabezas pensantes de este deporte que tanto quiero deberían sentarse a repensar qué modelo produce ese equilibrio entre lo deportivo y espectáculo con lo económico, tanto en Europa como en España. Ya sabemos que la NBA siempre está presta a recolectar a lo que más destaque por Europa, pero lo que no podrá fichar será a los grandes clubes. Esto no nos lo podrán quitar y, si nos esmeramos con las canteras, podremos seguir formando grandes deportistas que puedan estar preparados para dar ese gran salto al profesionalismo. El equilibrio deseado entre lo deportivo y lo económico. Gestar el gran espectáculo que es el baloncesto desde la solvencia.

Competición. Pondría una asignatura en los colegios que se llamara Competición. Enseñar a los niños a competir, una actitud que necesitarán para sus vidas. Pero no competir para destruir o excluir al otro, sino para inculcar una mentalidad de superación. Además, sería la única asignatura donde el profesor al mismo tiempo se evaluaría con sus alumnos. Sé que lo que impera en formación es pasárselo bien y que competir para ganar no es lo más importante. Olvidan quienes propugnan este planteamiento la debilidad mental que transmiten. Ganar no es lo más importante, pero sí la obligación de intentarlo.

Canteras. Esto será motivo de reflexión más extensa por mi parte, pero sirva este aperitivo para saber por dónde van las cosas. Rummenigge, presidente del Bayern Munich, cree (?) que los 14 años es una buena edad para llevar jóvenes a su cantera, frente a los 10 u 11 años a clubes de la Premier League, que suena más a secuestro que a formación. Un auténtico disparate. Niños prisioneros de los sueños de sus padres y de la voracidad de los clubes.

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