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HABLAR Y VIVIR

Abstención

Antonio Garrido

Domingo, 23 de octubre 2016, 10:20

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Se repite en los medios, en las tertulias, en todas partes. Esta palabra parece que encierra valores mágicos para unos y valores demoniacos para otros; por ella los sentimientos se encuentran, se encrespan los sujetos y se lanzan descalificaciones sin cuento. Sustantivo y verbo se han convertido en llave de la gobernación de estas tierras que llevan varios meses con un gobierno en funciones, lo que según el hispanista Camen es una «delicia». Ironías aparte y bromas ingeniosas la situación no es halagüeña desde ningún punto de vista.

La abstención es acción y efecto de abstenerse. Palabras de origen latino. En el caso que me ocupa interesa la acepción segunda del diccionario: «No participar en algo a que se tiene derecho». En el caso de una nueva sesión de investidura, al igual que en las dos anteriores, sus señorías, depositarias de la voluntad nacional, tienen todo el derecho del mundo a vota que sí, a votar que no, a abstenerse y también a que les surja algo muy grave y no poder asistir, por ejemplo, por una intempestiva descomposición intestinal. Harían falta once descomposiciones al mismo tiempo y parecen muchas.

El problema es lingüístico como consecuencia de un tema muy grave y muy delicado. ¿Cómo se pasa del no rotundo, tajante, de 'machacar en hierro frío' a la abstención? La expresión se refiere a que cuando una posición se expresa de manera reiterada y terminante, es imposible cambiarla, de la misma manera que el hierro frío no es moldeable. En este caso el frío no se encuentra por ninguna parte. ¿Cómo se justifica pasar del ataque a 'llevar en palmitas' al adversario, permitiéndole que gobierne? Por referencia a los recién nacidos o a las hojas de palma del Domingo de Ramos, el caso es que la frase significa cuidar, mimar; en este caso con sentido humorístico. La división en el principal partido de la oposición -que les llevó a 'llorar los kiries' en su último comité, del que salió la dimisión de su líder; es decir a 'condolerse a gritos' como en las misas cuando se entonaba el 'Kyrie Eleyson'- es indiscutible. En definitiva se trata de saber quién 'lleva la voz cantante' en el partido. Como puede comprobar el lector avisado, la fraseología sirve para mucho. Ya se sabe que en estas fórmulas fijas se resume bastante de lo que se llamaba sabiduría popular que, en casos numerosísimos, no es tal pero que tampoco hay que desdeñar ni mucho menos. Durante muchos meses el líder del partido se ha «mantenido en sus trece». Se trata de una frase que tiene curiosos orígenes. La RAE considera que nace de un juego de cartas, parecido a las siete y media, que tenía el límite en quince. La mayoría de los jugadores, por miedo a pasarse, se mantenían en 'sus trece'. Otro origen se refiere a que es algo inusual porque se sobrepasa la docena que parece algo más normal. No lo creo. La que más me gusta es la que se refiere al Papa Benedicto XIII, de nombre Pedro de Luna, que vivió casi cien años entre el siglo XIV y XV. Fue elegido en los revueltos tiempos del Cisma de Occidente y lo depusieron en el concilio de Pisa, 1409. Se negó a renunciar. Se encerró en el castillo de Peñíscola y se mantuvo en sus trece hasta el final.

Lo cierto es que la posición ha sido la de 'meter caña'; es decir, la de incitar y vapulear al adversario, con el resultado de 'meterse en un berejenal', meterse en un jaleo de difícil salida. El origen puede estar en lo incómodo que es ir por un campo de berenjenas o en que esta planta se consideraba venenosa y producía locura.

¿Cómo se puede 'meter en vereda' la situación? Los pastores y arrieros debían tener al ganado reunido dentro de la cañada o vereda. Parece complicado que se encuentre una posición unánime porque la división es evidente y grave como he dicho.

Llegados a este punto hay que articular un discurso, una historia que justifique la abstención, caso de que se produzca. El mejor camino es el más directo y argumentar que es por el bien de la nación, no es poca cosa. Aducir que abstenerse no es apoyar tampoco está mal. Explicar que un gobierno en minoría es un gobierno que tiene que pactar y que es débil parece razonable pero no, hay que retorcer el lenguaje. Se habla de 'abstención técnica'. Menuda sandez idiomática. ¿Se abstienen o no? Si lo hacen, aunque sea por la descomposición gástrica de once, no es menester buscar adjetivos. En todo caso sería una abstención para evitar males mayores, tanto a España como al partido. No pasa nada por decir la verdad con las palabras más llanas posibles, así lo afirmaba Juan de Valdés y no le faltaba razón.

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