Flamenco
ROSA BELMONTE
Viernes, 21 de octubre 2016, 08:35
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ROSA BELMONTE
Viernes, 21 de octubre 2016, 08:35
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Sufría yo por la pobreza cibernética de Julian Assange (Correa ha cortado internet a su okupa) sin entender cómo Pablo Iglesias no protestaba por semejante calamidad. Pero al pobre se le han juntado el CIE, los encapuchados en la Autónoma (todo lo 'Mr. Robot' que vamos a tener aquí) y montar un gallito en el Congreso. De pronto ha surgido la penúltima revelación de Wikileaks. De alta política. John Podesta, el jefe de campaña de Hillary Clinton, recibió un correo en 2014. Reproducía un artículo que advertía de que las ordenanzas municipales de Sevilla impedían el cante. Peligraban determinados espectáculos de flamenco si superaban los niveles sonoros establecidos. Vaya, y me reía cuando Emilia Landaluce entrevistó a la alcaldesa de Jerez, la de los 'meñiques', y esta anunció sus novedosos planes para la ciudad: «Crearemos una industria del caballo y el flamenco». En Jerez. No en Helsinki. Salvemos el flamenco en Andalucía. ¡Susanaaaa!
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