Borrar
ALBAS Y OCASOS

Del beatle pacifista al belga anticlerical

teresa Lezcano

Domingo, 9 de octubre 2016, 10:51

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Tal día como hoy nacía, con una multiinstrumentalidad portuaria en su miopía temprana y unos diamantes a compartir en el futuro cielo de Lucy, John Lennon, y moría Jacques Brel con un puerto de Amsterdam anegado en la garganta silente.

El nueve de octubre de 1940, dos días después de que las tropas alemanas ocuparan Rumanía, nacía en Liverpool John Winston Lennon -John en homenaje a su abuelo irlandés y Winston por el Primer Ministro en funciones-, con una multiinstrumentalidad portuaria en su miopía temprana y unos diamantes a compartir en el futuro cielo de Lucy. Antes de que The Beatles se convirtiera en la banda más comercialmente exitosa y críticamente aclamada de la historia de la música pop y Lennon en abanderado de la paz, éste había sido un maltratador declarado y confeso de su primera mujer, Cynthia -«Yo solía ser cruel con mi mujer (físicamente) y con cualquier mujer. Era un golpeador. No podía expresarme y recurría a los golpes. Peleé con hombres y golpeé mujeres. Es por eso por lo que siempre estoy con lo de la paz»-, aunque cuando conoció a Yoko Ono, artista conceptual que insertaba clavos imaginarios en cuadros que no existían, sustituyó el puño cerrado de la ira por una encamada de protesta, pacífica y ácidamente lisérgica, contra la Guerra de Vietnam, y envió a Paul McCartney a freír cornezuelos alucinógenos a otra parte -«Yo empecé la banda. Yo la disuelvo. Tan simple como eso»-. Cuando, el ocho de diciembre de 1980 y en la entrada del celebérrimo edificio Dakota de Nueva York - allí rodó Polanski 'La semilla del diablo'- , fue alcanzado en la espalda por los cuatro de los cinco disparos y en el hombro izquierdo por el último que, con su revólver calibre 38 Special, efectuó el obsesivo fan tejano Mark David Chapman, Lennon seguía combatiendo su irascibilidad con métodos diversos que incluían la hipnoterapia, y resultados dispares entre los que destacaba el intento de estrangulación de una de sus amantes. Treinta y seis años después del beatleicidio y aun cuando asegura haber encontrado a Jesús, quien le ha reprochado en confianza haber sido un idiota por despulmonar a Lennon a tiro limpio, Chapman sigue encarcelado tras haberle sido denegada en nueve ocasiones la libertad condicional. En cuanto a Lennon, deambula ya, Across The Universe, cenizamente esparcido por Central Park. Strawberries Fields Forever.

Treinta y ocho años después del nacimiento liverpuliano de Lennon, moría en Bobigny Jacques Brel, con un anticlericalismo militante en el acordeón colapsado de su memoria, y en la garganta silente un puerto de Amsterdam anegado y un Vals a Mil Tiempos girando en compases de musette. Brel, hijo francófono de una cepa flamenca, huyó a París de la familiar empresa belga de cartones que amenazaba católica-industrialmente con acartonar su libérrima creatividad, y transitó de la soledad hambrienta de su cuarto de pensión en Pigalle a la consagración artística del Olympia y de Bobino, y las giras demenciales en las que algunos años tenían más conciertos que días y algunos días más notas musicales que pulsaciones. Cuando llamó el cáncer de pulmón a su puerta con un Tango Fúnebre, Jacques plegó las velas artísticas y desplegó las de su velero Askoy para exiliar el descontrol de sus células tumoradas a las islas Marquesas, donde hubiese querido morir como lo hizo Gauguin, aunque la muerte no lo alcanzó mientras se hermanaba postimpresionistamente con el pintor en su búsqueda de inspiraciones primigenias sino durante su regreso a Francia para ser sometido a un nuevo tratamiento susceptible de liberar sus pulmones del cangrejo que se había incrustado en los tejidos respiratorios. Su cuerpo sin embargo fue devuelto, acatando la última voluntad del compositor de Vesoul, a la Polinesia francesa y enterrado en marítimo sobrevuelo en el cementerio Calvay de Atuona, donde comparte con el pintor francés policromía paisajística y vecindad etérea. Ne me quitte pas.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios