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CITA EN EL SUR

Pregunta y verás

Comerse a uno mismo calma el hambre, pero duele

Pablo Aranda

Miércoles, 5 de octubre 2016, 09:44

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Hay quien piensa que un análisis de lo sucedido al PSOE durante el fin de semana es lo que ha precipitado la decisión del comité de expertos de Estocolmo. No han esperado ni un día más para hacer pública la concesión del Premio Nobel de medicina a Yoshinori Ohsum. No se puede afirmar que Yoshinori Ohsum esté alineado con el sector crítico, pero ha asegurado que las células complejas destruyen, de forma ordenada, sus componentes que no funcionen o estén dañados. La teoría de Ohsum describe el reciclaje de la célula, y lleva por nombre autofagia celular. Autofagia significa, al menos etimológicamente, comerse a uno mismo, lo cual calma el hambre pero duele. Saturno, que se comía a sus hijos, como el hámster de mi vecina, podría decirse que se devoraba a sí mismo. Yoshinori Ohsum no creo que pensase en Susana Díaz, que no sé si tiene un ratón, como mi vecina, ni en Pedro Sánchez, cuyo nombre difícilmente podrá pronunciar Ohsum (¿deberían concederle un Nobel a alguien listísimo pero incapaz de pronunciar Pedro?). Para muchos Susana Díaz se ha merendado a Pedro Sánchez con pelos y señales y, aunque nunca me he comido un Pedro, puede resultar indigesto. Los Pedros, así, comidos, sientan mal, pero cada cual debe calibrar si es peor el remedio o la enfermedad.

Estaba en juego permitir el gobierno de Rajoy Brey, un gobierno con demasiadas y griegas, pero seguramente había otras luchas. Dos líderes imponiendo, como hacen en el resto de partidos, lo que cada diputado ha de votar. Si no haces caso, te comen. Habría que imponer la no disciplina de partido. Susana Díaz se apoyaba en los mayores de cuarenta y cinco, y Sánchez, como Bescansa, en paz, en los menores. Pedro Sánchez pretendía preguntar a las bases, aunque preguntar es peligroso porque pueden responderte lo que no deseabas. En cuanto una de las mujeres a las que les proponen matrimonio en reuniones multitudinarias conteste que nanay de la china, dejarán de echarnos a la cara las intimidades. En un descanso en el Martín Carpena, en un partido olímpico en Río, en fin.

Colombia decidió que el pueblo sabio ratificase la paz y ha dicho que no. A Cameron de la Isla, que ya no existe, le salió bien por los pelos, lo de Escocia, y mal lo del 'Brexit', por los pelos de Boris Johnson. En Sevilla han invocado a la democracia popular para preguntar por un asunto de interés capital: si quieren una feria que dure un día más. Haciendo marca. En Málaga está pendiente la consulta sobre el parque en los terrenos de Repsol, y también sobre la llegada preferida de los vecinos al Hospital Civil. En Vélez quieren preguntar por la continuidad del tranvía, que iba a accidente por día, y en Júzcar decidir si quieren que el pueblo siga como el verano aquel: azul.

El río anda revuelto, lo que provoca ganancia de pecadores. Entre pregunta y pregunta nos van volviendo locos. Ya se habla menos de desahucios y de inmigración. Deberían preguntarnos de qué queremos que se hable. Aunque igual sale que de fútbol.

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