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EL ALFÉIZAR

Victoria es su nombre

Rafael J. Pérez

Martes, 6 de septiembre 2016, 08:07

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Extraña sensación, quizá por infrecuente, genera borrar de los contactos el teléfono y el correo electrónico de un hermano en la fe que ha fallecido. Una atmósfera incapaz de definirse se cierne sobre los días, como los que rodean la novena a la Patrona de la diócesis de Málaga, en lo que se echa de menos a quien murió. Hace unos días falleció el sacerdote Alfonso Fernández-Casamayor. Se le echa de menos. La catedral malagueña y muchos allegados se acuerdan de él. Sobre todo cuando se acerca el día en el que la liturgia católica celebra el nacimiento de la Madre de Cristo. La Patrona de la diócesis de Málaga. Alfonso nació definitivamente para la vida eterna. Los que nos quedamos en esta tierra esperamos el día glorioso de volvernos a encontrar santos entre los santos del cielo con Santa María de la Victoria.

El próximo jueves el calendario litúrgico católico celebra el nacimiento de una niña: María. Miriam. María de Nazaret. Quien más tarde sería la Madre de Jesús el Nazareno. A quien los cristianos reconocen Dios y hombre verdadero; todo un misterio de fe. El 8 de septiembre se celebra el nacimiento de su madre. Justo a ocho meses de la fiesta de su inmaculada concepción. Todo un simbolismo de fechas que remite al nacimiento de una mujer extraordinaria, ejemplo de vida. Esta festividad supone una invitación a la alegría. Precisamente porque cualquier nacimiento es un canto al gozo, a la esperanza, al futuro. Y además es nacimiento muy especial. María, una mujer de nuestra raza, es ejemplo actual de cómo una mujer asume su responsabilidad y denuncia las injusticias que existen a su alrededor. Basta acercarse al Magnificat y comprobar cómo María advierte contra los atropellos contra los más pobres y confirma la cercanía de Dios con quien sufre. Su presencia, palabra y decisión marcaron el futuro de millones de personas. Quizá por eso la devoción de millares de cristianos se torna fuerte entorno a su figura. María niña es el punto de convergencia de un conjunto de promesas que resuenan misteriosamente en el corazón de la historia. Esta niña es la virgen que concebirá y parirá un hijo. Asociada a la vida y a la obra de su hijo, Jesús de Nazaret, es modelo de vida que enseña cómo conservar intacta la fe en Dios. Victoria es su nombre. ¿Brindamos con la cerveza que lleva su nombre?

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