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HORIZONTES CERCANOS

Triste final de agosto

Alfonso Fernández-Casamayor, Joaquín Moltó, Francisco Jurdao Arrones, Manuel Mesa y Carlos del Valle, la pérdida de cinco personas muy diferentes con una pasión común: Málaga

PEDRO LUIS GÓMEZ

Domingo, 28 de agosto 2016, 10:20

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Apenas si tenían nada que ver entre ellos, ni ideológica ni socialmente. Posiblemente ni se conocieran. Pero sin embargo tenían en común su pasión por y su aportación a Málaga cada uno en su campo, cada uno en su faceta, y que eran personas todas ellas muy conocidas en su entorno. Una vez dijo una frase Manuel Alcántara, como tantas otras salidas de su preclara mente y de su prodigiosa pluma, que el problema de los teléfonos móviles es cuando la agenda comienza a estar repleta de números de personas que no te contestarán nunca más. Es cierto. En apenas unos días, la vida social, cultural, política y religiosa de Málaga ha sufrido importantes pérdidas de protagonistas en sus distintos ámbitos. En poco más de una semana nos han dicho adiós el deán de la Catedral de Málaga, Alfonso Fernández Casamayor; el periodistas, economista, antropólogo y escritor, Francisco Jurdao Arrones; el ex ejecutivo de Unicaja y presidente de la Asociación de Miniaturistas Militares 'Comandante Benítez', Joaquín Moltó García; el conocido empresario y durante décadas hermano de mayor de la Hermandad de Nuestra Señora de Cañosantos Coronada, de Cañete la Real, Manuel Mesa Mesa, y el también empresario Carlos del Valle Pesquera. Personas dispares, pero con un objetivo común, trabajar por y para su tierra, entregados cada uno en sus facetas profesionales y en sus aficiones en cuerpo y alma.

Había que conocer al deán de la Catedral y ex vicario general de la diócesis y exrector del Seminario, Alfonso Fernández-Casamayor, para entender su alcance personal y su talante, así como sus extraordinarias formación y cultura. Durante un tiempo compaginó los dos cargos más importantes de la diócesis después del obispo, deán y vicario general, pero hace unos años tuvo que reducir su actividad debido a un cáncer de colon, el mismo que se lo llevaría de nuestro lado, y que llevó con una tremenda entereza cristiana, y nunca mejor dicho. Se quedó con 'su' Catedral, la misma que aspiraba a ver concluida. «Me gustaría pasar a la historia de mi querida Málaga como el deán que comenzó las obras para finalizar la Catedral», comentaba delante del arquitecto del plan rehabilitador de nuestro primer templo Gabriel Ruiz y del responsable de Esirtu, Mariano Vergara, en unas habituales comidas de los miércoles a las que asistir era un privilegio en el desaparecido restaurante Casa Chiqui, uno de sus puntos de encuentro junto al 'Rincón Catedral'. Desgraciadamente, pese a su empeño, no podrá ver cumplido su deseo... Una mañana, sin avisarlo, no bajó a desayunar como solía con su familia: de Joaquín Moltó García se pueden decir muchas cosas, pero sin duda su afición por las miniaturas militares le dio fama nacional. Hacía los mejores soldaditos de plomo del mundo, y estaba feliz con ellos. Organizaba exposiciones, ayudaba a celebrarlas, siempre estaba por ayudar a mantener viva la historia militar de Málaga y de España.

Firme en sus ideas, aunque respetando las de los demás, era un importante activo en la Hermandad de Nuestra Señora de la Victoria de Málaga y era vicepresidente de la Asociación de Veteranos del Ejército del Aire, los populares 'Gurripatos'. Costará trabajo no ver su figura, siempre con su traje impecable e impoluto, en la entrada del Restaurante Chinitas acompañando a sus entrañables amigos Pepe Sánchez Rosso, Joaquín Ligero y Chiquito de la Calzá. Francisco Jurdao Arrones fue siempre un hombre exigente para la vida y para con él mismo. Autor de importantes libros, muchos de ellos cargados de elegante y sutil crítica para con las cosas de este mundo, el que fuera economista y antropólogo, pero también periodista y escritor, fue el primer gerente del Hospital Civil de Málaga y fiel compañero de Antonio Maldonado en el Ayuntamiento de Mijas, donde fue tesorero durante décadas. Gran estudioso del mundo turístico, fue especialmente combativo con el excesivo desarrollo urbanístico de finales del pasado siglo sufrido en la Costa del Sol.

Entre los títulos de sus libros 'España en venta' (un boom en su momento incluso a nivel nacional), 'Mi tribu y yo', 'Oscuro túnel' 'Un médico, ¡la madre que lo parió!' (trilogía autobiográfica, con el título del último tomado del epitafio de la tumba de su padre), o 'Del eurofelipismo al desierto'... en los que tocaba la política, la vida social, el desarrollismo y la especulación turística, o la historia de Mijas. Una pena que mente tan preclara como la de Jurdao sufriera tanto en su final. 'Paco, siempre Paco', escribía su familia en la esquela aparecida en SUR, No de Mijas, pero sí de Cañete la Real, «donde soy más conocido que las piedras de la iglesia», tierra en la que forjó su historia profesional y familiar, era Manuel Mesa Mesa, durante años hermano mayor y alma máter de la Patrona de la localidad, 'su' Virgen de Cañosantos Coronada, que seguro lo tendrá ya en su regazo, importante empresario y agricultor, muy vinculado con toda la comarca donde era una persona muy querida. Su campechanía, su forma de entender la vida, su filosofía se echará mucho de menos. Más de 5.000 personas de la zona asistieron al sepelio de Manuel Mesa, lo que dice todo de quien era un excepcional hombre. Con apenas 49 años, casi de la noche a la mañana, también nos dijo adiós Carlos del Valle Pesquera, «uno de los hombres más alegres» de Málaga, como afirma Fernando Francés, gran amigo suyo. Carlos del Valle, antiguo alumno de San Estanislao, era muy conocido en los sectores profesionales por su vinculación con la construcción, la agricultura y la restauración de Málaga, donde su muerte ha causado, igual que la de todos los aquí mencionados, una verdadera conmoción. Guardemos el recuerdo de todos ellos. Mala crónica ésta para terminar agosto. Pero ya lo saben , la vida sigue. Disfruten de ella y hagámosla más fácil y agradable a todos quienes nos rodean.

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