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LA GRAN INVASIÓN
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LA GRAN INVASIÓN

El inicio de julio es posiblemente el mejor momento para reflexionar sobre cómo convertir a la ciudad en un destino turístico de 12 meses

Héctor Barbotta

Domingo, 10 de julio 2016, 10:27

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El pasado miércoles el secretario general de la Organización Mundial del Turismo, el jordano Taleb Rifai, honró a este periódico con su participación como ponente en el foro Lidera Málaga. Rifai dejó algunas de esas reflexiones que ayudan a comprender mejor el mundo en el que vivimos. Definió al turismo como una de las más avanzadas expresiones de la civilización de esta época, reconoció que pese a su importancia económica y cultural los gobiernos de todo el mundo la siguen considerando una actividad subalterna y advirtió de que el turismo sólo podrá ser si es sostenible.

Entre todas estas consideraciones de calado, sin embargo, una de las que más sorprendió no estuvo exenta de osadía. Rifai, que tiene una vivienda en la Costa del Sol aseguró sin un resquicio para la duda que éste es mejor destino en invierno que en verano y aventuró un futuro promisorio si la zona es capaz de convencerse de que su atractivo tiene una duración de 12 meses.

La reflexión de la máxima autoridad mundial del turismo es esta semana más oportuna que nunca porque es precisamente cuando comienza julio el momento en el que nos preguntamos si las infraestructuras con las que contamos son suficientes para soportar la masiva llegada de visitantes que cambia la fisonomía de la ciudad, trastoca la vida de sus vecinos y pone a prueba la solidez de sus servicios.

A nadie en su sano juicio se le ocurre quejarse porque vengan muchos turistas, aunque más de uno añora esos días en los que moverse entre San Pedro y Marbella no supone sufrir un atasco permanente, en los que hay taxis esperando en las paradas y en los que nadie obliga a preguntarse por qué hay personas que cuando se toman unos días de descanso consideran necesario mandar también de vacaciones a la cortesía y a la buena educación.

Marbella vivió un mes de junio pletórico, con una ocupación hotelera del 85 por ciento y es posible que las cifras de julio, con el Ramadán ya terminado, y agosto sean de las que marcan una época. La pujanza del destino permite aventurar que contamos con una temporada que se inicia en el mes de abril y no acaba hasta octubre, pero no nos deberíamos tomar esa situación como la meta sino como un punto de partida.

Taleb Rifai, que por su trabajo conoce todos los puntos del planeta que pueden se considerados destinos turísticos, sostiene que la Costa del Sol atesora condiciones para atraer visitantes todo el año y seguramente lo único que falta es que no nos conformemos con vanagloriarnos de las cifras que se alcanzan en verano y nos sigamos ocupando en descubrir qué podemos hacer para que disfrutar de un almuerzo en un chiringuito en noviembre o en febrero no sea una aspiración excéntrica, sino una costumbre arraigada en personas de todo el mundo.

Ayuntamiento: nepotismo y endogamia

Esta semana se ha consumado la contratación del jefe de campaña del PSOE en las últimas elecciones municipales, Adrián Sánchez Acevedo, como nuevo cargo de confianza del Ayuntamiento de Marbella. Sánchez pasó a ocupar la plaza dejada libre por Manuel Morales, que dejó de ser asesor responsable de Innovación y Administración electrónica cuando se convirtió en concejal de lo mismo. La rapidez con la que se produjo el nombramiento invita a pensar que como concejal Morales no daba abasto y necesitaba un asesor responsable que lo secundara.

El caso es que su sucesor es la pareja de la primer teniente de alcalde y su madre trabaja también como cargo de confianza en el Ayuntamiento. Posiblemente el nombramiento fuese necesario, pero no fue explicado. Como es lógico, no ha sido bien recibido ni por la oposición, como era de esperar, ni por los propios socios de gobierno del PSOE, que se enteraron del nombramiento por la prensa, reconocen en privado lo que les disgusta tener que cargar con el coste político de decisiones como ésta y se preguntan qué necesidad había de meterse en este jardín cuando aún no se ha terminado de salir del jardín de los caballos.

No se cuestiona que el nombrado reúna méritos esa discusión se abrirá, o no, cuando el Ayuntamiento cuelgue su currículum en la web municipal o que su nombramiento sea necesario pero su designación presenta toda la apariencia de ser un caso más de la endogamia y el nepotismo que campan por las instituciones y que tanto han enfadado a los ciudadanos hasta el punto de cambiar de manera definitiva el mapa político de este país. Perder de vista esa circunstancia y actuar como si el personal estuviese dispuesto a tragar con todo no dice nada bueno de la capacidad de los responsables municipales para leer la realidad. Considerar que el problema se reduce a que el nombramiento se haya convertido en noticia, tampoco.

Ningún político que lleve mucho tiempo en el poder está a salvo de perder el contacto con la calle y de acabar actuando como si la institución fuese una cápsula de cristal en la que se estaría de escándalo si los informadores no importunaran. El problema es si esos síntomas aparecen cuando se acaba de cumplir el primer año en el poder. Alguien debe advertirle al alcalde, como al emperador del cuento de Andersen, de que no lleva un traje invisible.

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