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FALSO 9

Monofútbol

José Antonio Garriga Vela

Viernes, 8 de julio 2016, 10:26

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Miro el escaparate del comercio del fútbol y no veo ofertas ni rebajas. Leo precios, lo que se paga por el contrato de un jugador, lo que ganará en el nuevo club. El sueldo de un año de cualquier crack serviría para pagar varias vidas. ¿Qué tiene el fútbol que trastorna la sociedad? ¿Acaso el cerebro del mundo se ha reducido hasta caber en el interior de una pelota? Me pierdo con las cifras que se barajan en el mercado de fichajes. Un casino en el que no todo el mundo muestra sus cartas al final de la partida. El juego del Monopoly se ha convertido en el negocio del Monofútbol. Los presidentes de los grandes clubes compran y venden, ellos son los otros jugadores que actúan entre bastidores, los que no tocan el balón, los hay que ni siquiera acuden a ver los partidos de su equipo porque la alta tensión del juego genera estragos en la salud física y, sobre todo, económica.

La riqueza provoca tentaciones, alguna de ellas prohibida, como la de guardar el tesoro en un cofre oculto bajo tierra entre palmeras en cualquier paraíso fiscal. Messi ha pagado más que nadie a la Hacienda española y aún tiene que entregar cuatro millones para quedar en paz con el fisco y la justicia. Mascherano, Adriano y Neymar también han tenido problemas últimamente. Hay quien se pregunta por qué la mayoría de los jugadores implicados en fraudes fiscales pertenecen al Barcelona, salvo excepciones como Xabi Alonso que tuvo problemas con Hacienda cuando ya estaba jugando en el Bayern Múnich. La respuesta está en el viento. Entre compras, ventas y traspasos, el juego del Monofútbol promete emoción hasta que se cierre el mercado de fichajes de este verano caliente.

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