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GUADALQUIVIRIA

La china en el zapato

Maria Dolores Tortosa

Martes, 28 de junio 2016, 09:36

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LA cura de humildad de Susana Díaz en Andalucía, tal como interpreta Juanma Moreno su primera victoria como dirigente del PP andaluz y la consiguiente derrota de la política sevillana, no implica necesariamente que haya hecho a la presidenta de la Junta desistir de liderar el PSOE. Susana Díaz no apareció ayer en San Vicente, sede regional de los socialistas andaluces, como alguien debilitado, sino como alguien decidido a continuar su hoja de ruta política pese a la adversidad. Solo que esta vez mide sus palabras y hace de la prudencia la virtud que no tuvo tras el 20 de diciembre. La decisión no la tomará todavía. No lo hará hasta ver cómo se resuelve el Gobierno de España y sobre todo hasta ver cómo se mueven los dirigentes regionales de su partido. Esta vez dejará que vengan a buscarla y no moverá un dedo hasta que no tenga claro que la respaldarán. No pasará como en las Navidades, cuando apareció como la mala malísima que quería moverle la silla a un Pedro Sánchez ilusionado con la posibilidad de ser presidente. Una ilusión falsa, como luego se ha visto.

El resultado electoral del 26 de junio no zanja el duelo entre Pedro Sánchez y Susana Díaz. Ni una sola vez lo mencionó la andaluza ayer en San Vicente, ni una sola muestra de respaldo frente a la adversidad le transmitió. Ni había hablado con su secretario general doce horas después de conocerse los resultados. Salvo por el inesperado 'surppaso' de Moreno en Andalucía, para Susana Díaz el resultado del domingo era el mejor de los escenarios planteados para su hoja de ruta. Por salirle bien hasta Eduardo Madina, su previsible portavoz en el Congreso, sacó escaño. Pero lo cierto es que Juanma Moreno se ha colado en su zapato de viaje a Madrid como una piedrecita más que molesta. La insinuación de César Luena lamentando el resultado en Andalucía no dejaba lugar a dudas. Sánchez no va a dar ningún paso atrás. ¿Lo dará Susana Díaz? Esta pregunta rondará todos los días en torno a la presidenta hasta que esta decida terminar con la tensión. Esta vez no deberá durar mucho. Ayer no era el día, cierto, pero a partir del comité federal del PSOE que analice los resultados, Díaz tendrá pocas excusas.

Ahora bien. Aunque ayer evitó referirse a los resultados en Andalucía, nadie duda de que le preocupan. El PSOE no ha dejado de perder votos desde 2011. Hasta ahora al PSOE le ha salvado que el PP no tuviera nadie con quien pactar en 2012 y el haber recuperado la hegemonía con Díaz tirando del carro. Aún así, ha seguido perdiendo votos, solo que el PP perdía aún más por los recortes. El ascenso del PP ha devuelto la realidad al PSOE en Andalucía antes de que Díaz diera el salto a Madrid. Y ese es ahora su mayor dilema para resolver.

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