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CITA EN EL SUR

La esperanza

La esperanza de vida en Málaga ha caído dos años y no es culpa del Brexit

Pablo Aranda

Sábado, 25 de junio 2016, 09:54

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La esperanza de vida en Málaga ha caído dos años y no es culpa del Brexit, ni si quiera del mosquito tigre. Hace dos años la esperanza de vida era dos años mayor que la actual, así que me quedo tranquilo: vamos a vivir lo mismo que hace dos años. Si fuera mujer viviría más, pero yo no quiero vivir más sino mejor. No me importaría ser mujer, sin embargo no estoy del todo descontento con lo que me ha tocado hasta ahora. El futuro es ya otra cosa. El futuro no es lo que era, y algunos toman medidas, como Gasol, siguiendo con lo de las alturas, quien está planteándose congelar sus espermatozoides antes de cruzar el charco, por si las moscas, o los mosquitos. Sus hijos saldrán resfriados. Eso sí, altísimos. Por trescientos euros meten los espermatozoides en el congelador, encima de los huevos, normalmente en la parte alta de la puerta del frigorífico. De todas formas, lo de la vida es como lo que dicta la mujer del tiempo: una cosa es la temperatura que hace, y otra la sensación térmica. Vamos a vivir lo mismo que hace dos años pero la vida se nos hará más larga. A ver, ahí va un dato del periódico de ayer: cuatro de cada diez contratos indefinidos dura menos de un año. Indefinido antes rimaba con forever and ever, idioma que por cierto apenas será representativo en la UE, y ahora rima con caca de la vaca, que justo hasta ayer era bullshit, pues además muchos de estos trabajos conllevan un sueldo más bajo que el salario mínimo, que es una contradicción que nos alarga la vida, o sea: nos hace la vida más larga. Mucho más larga.

Impresiona el Brexit porque descubrimos que muchas de las bravuconadas que nos sueltan pueden convertirse en realidad, pero insisto en que lo que a mí realmente me preocupa es que la gente viva mejor. Con un empleo que dure más de un año y a ser posible por más de ochocientos euros. Por si las moscas, por si los niños y hasta por si nos da por tomarnos un tinto de verano de vez en cuando. Siento curiosidad por saber qué ocurrirá con Gibraltar, de donde era la Molly Bloom del Ulises de Joyce, donde se casaron John Lennon y Yoko Ono y donde paseó el otro día en silencio Cameron de la Isla, tonto de verano, tan listo, tan de cole prestiogísimo, tan de papá panameño, con una esperanza de vida política de dos años que se agotó ayer mismo.

Nuestra esperanza de vida nos garantiza muchos años de tener que buscarnos la vida. Málaga es una de las pocas provincias donde todavía nace más gente de la que muere. Por poco. Cada vez que un coche casi me atropella en un paso de cebra, una mujer se pone de parto. Como para criopreservar espermatozoides antes de cruzar la calle. Lo que fastidia es que la esperanza de vida dependa tanto de un tonto al volante. De un coche, o del país de nunca jamás. Buen fin de semana, besos y abrexits.

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