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EL RAYO VERDE

La vida de ahí fuera

Lalia González

Lunes, 13 de junio 2016, 09:49

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El sábado hice una incursión en el mundo real. Salí durante casi todo el día de la burbuja mediática-política-tecnológica y me encontré un ecosistema sorprendente: la gente reía, el sol brillaba, las plantas florecían, no había apenas cobertura, volaban las cometas de kitesurf y había buenos vinos y delicias gastronómicas, de fusión andaluza-marroquí, y un niño que celebrábamos con la esperanza del futuro. Alguien, con esa cortesía habitual de las ceremonias familiares, se interesó por mi vida. Di cuatro datos, no era cosa de extenderse. ¿Cuándo son las elecciones? me preguntó. Me sentí a salvo.

Como estamos encapsulados, que es la nueva palabra de moda, más de la cuenta se nos olvida la necesidad de acortar la distancia entre la política y la vida real. La angustia, o la desazón, que se palpa en los ambientes políticos por los resultados del 26J están a años luz de las preocupaciones cotidianas de la gente.

Me surgen grandes preguntas. Estos queridos parientes, alegres, listos, profesionales diversos, amantes de los suyos, vistos como votantes ¿se creen el vociferar de las tertulias, se dejan convencer por la gracieta de un programa presentado como un catálogo de Ikea, por la foto del líder bajo un ciento de jamones, les llega la bronca interna contra un candidato? ¿les influyen las encuestas?

Un amigo decía que se vota primero a favor de uno mismo y en segundo lugar en contra de otro, o de otros. Yo creo que existe además el voto en defensa propia. Que vendría a ser casi que una OPA hostil a toda la oferta.

Mientras observaba a mi alrededor pensé que todos ellos, gente indefensa que sólo quiere que le dejen vivir en paz y que la política no le cause daños, se merecen algo mejor que el encanallamiento en que se vive en la burbuja política y que ésta bien haría en abrirse para dejar pasar oxígeno, aire fresco, lejos de la impostura de tanto tuit, tanto lema, tanto grito, tanta táctica. Los líderes, las redes sociales, como se dirigen sólo a ellos mismos, no notan la diferencia.

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