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GUADALQUIVIRIA

El líder de corazones

Maria Dolores Tortosa

Martes, 7 de junio 2016, 10:02

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HE admirado siempre el contrapunto de las cosas, el juego de los contrarios en poesía, las paradojas de la vida. En las biografías de nuestros políticos hay muchas. Pongamos de ejemplo la de Alberto Garzón Espinosa, que este fin se semana se ha convertido en el líder de Izquierda Unida, en el dirigente más joven. En un perfil de mi compañero Antonio M. Romero publicado en SUR en diciembre de 2014, ya predecía para lo que estaba destinado: Un líder precoz. De este perfil me llama la atención una foto de Garzón con sus amigos en 2011 en la plaza de España de Sevilla, en el banco de la provincia de Málaga. Fue hace solo cinco años. Garzón era un estudiante de postgrado más en un año clave. Eran los meses en los que estalló el 'caso de los ERE' que ha arrastrado al PSOE a otra depresión preelectoral. Fue el año del 15M. Igual sin saberlo pasé al lado de este nuevo líder en Las Setas, a la que fui aquel domingo de mayo para observar cómo una nueva clase política nacía haciendo palmas con el signo de los sordos.

Garzón es hijo de la emotividad política del 15M, por eso su fidelidad al PC y a IU hasta llevárselos consigo a Podemos. Todo el tiempo con el corazón 'partío'. Ahora se le ve feliz como líder del corazoncito de colores. Pese a ello hemos visto que a Garzón le ruboriza la nueva imagen de Izquierda Unida en alianza con Podemos. Porque también es un hombre de ciencias económicas, que reivindica el discurso del marxismo económico ideal. Chirría un poco.

En los sesenta y setenta, los intelectuales de izquierdas que dieron a parir la socialdemocracia acusaban a Marx de falsa conciencia porque había tenido un hijo con la criada al que nunca reconoció. Hay tantos reproches de falsa conciencia que hacerle a muchos socialdemócratas que ya deberían salir de la torta que tienen encima ante lo que creen el auge de los bisnietos de Lenin.

Volviendo a la biografía: Garzón pertenece a una familia de clase media acomodada, de profesores y farmacéuticos, como sus colegas de Podemos. Un tío suyo, Ignacio Espinosa Casares, es el presidente del Tribunal Superior de Justicia de La Rioja. Los estrategas podemitas son conscientes de que para dar el 'sorpasso' al PSOE es clave un buen resultado en Andalucía y que para ello es importante el voto rural, de ahí la buscada confluencia con la IU del malagueño.

Lo expresó ayer Teresa Rodríguez con toda claridad: «La imagen de Podemos es muy universitaria y urbana. El gran reto en Andalucía es que se nos vea rural, de nivel socioeconómico bajo». Y esta es la paradoja: Un líder urbano como Garzón deberá calar en el corazón de esa Andalucía de izquierdas conservadora, muy desconfiada y recelosa de los chicos a los que les ha ido tan bien.

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