Borrar
CARTA DEL DIRECTOR

Una buena noticia

Manuel Castillo

Domingo, 22 de mayo 2016, 09:38

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

La mejor noticia de los últimos años para la sanidad pública de Málaga ha llegado gracias a Zara, Bershka y un tal Massimo Dutti. Una paradoja en esta sociedad de consumo. No me podía imaginar que la última camiseta que compré en Zara para mis hijas sirviera en parte para curar el cáncer en el Hospital Clínico. Un curioso efecto mariposa que bienvenido es mientras se traduzca en cinco nuevos equipos de radioterapia para hospitales malagueños. La Fundación Amancio Ortega, de ese español de León arraigado en Galicia que empezó cosiendo batas de boatiné y hoy disputa a Bill Gates la tranquilidad de ser el hombre más rico del mundo, se ha fijado en la sanidad pública de Andalucía y nos ha regalado un montón de equipos de última generación que no se podían comprar por falta de presupuesto. Lo más importante, al margen de otras consideraciones, es que este gesto de don Amancio servirá para salvar vidas. Lo demás es secundario.

A mí me pareció un notición. Y por eso abrió este periódico a cinco columnas. Era, en opinión del consejo de redacción, la noticia más relevante del día, mucho más que la enésima pelea por el metro de Málaga, la última ocurrencia del jeque Al Thani o la visita a Málaga del Tintín de Podemos, el universitario Iñigo Errejón. Que una fundación privada decida invertir más de 20 millones de euros en equipamiento para la sanidad pública de Málaga es digno de reconocimiento y de estudio. Así de claro.

Esta inversión pone en valor la labor del mecenazgo, tan poco extendida en España en comparación con los países anglosajones, en especial Estados Unidos. Es gratificante que los empresarios y las empresas realicen estos gestos que, por otra parte, tienen efectos muy positivos para el benefactor. Si lo analizamos con distancia, esta acción de la Fundación Amancio Ortega tiene un impacto directo en la imagen de Inditex y del propio Ortega, cuyo valor económico sería muy superior al de esos 20 millones de euros. Imagino que a efectos fiscales también tendrá algunos beneficios y que ayuda a disipar noticias tan desagradables como las de Bangladesh, pero ello no debe restar valor ni importancia a la decisión de apostar por la sanidad. Otros, y sobran nombres, dedican ese dinero a comprar clubes de fútbol, obras de arte o a darse la buena vida entre yates, caza mayor o botellas de Don Perignon o rayas de coca.

Pero es inevitable plantearse que algo falla cuando este tipo de acciones vienen a paliar déficits serios del sistema público de Salud. Y aparece una curiosa colaboración entre el Estado del Bienestar, sustentado sobre un modelo fiscal muy agresivo, y las empresas privadas del sistema capitalista. ¿A setas o a Rolex? Sería absurdo obviar que este progresivo efecto benefactor, traducido en becas, equipamiento para hospitales, donaciones a Cáritas, etc. no hacen más que subsanar los déficits de un Estado del Bienestar que hace aguas, que parece insostenible a largo plazo y que hoy por hoy comienza a presentar serias dudas.

Detrás de este gran titular hay que leer y asumir todo el texto de la noticia, ese que nos enfrenta a nuestras propias miserias e imperfecciones, a nuestra propia soberbia y arrogancia como sociedad. Y como empresa. Desde una perspectiva y desde otra. Ni héroes ni villanos. Por un lado, cómo un gesto de tanta generosidad, y que merece tanta admiración, barniza también propias imperfecciones de una de las mejores empresas del mundo y quizá de la historia. Y por otro, cómo esta beneficencia privada corrige deficiencias del modelo público no siempre asumidas ni admitidas. Esta gran noticia nos pone a todos los pies en el suelo y nos obliga a asumir con humildad cuán poderoso es el caballero don dinero. Y cuántas cosas quedan por hacer y por construir.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios