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ANDALUCÍA EN EL DIECISÉIS

PAPÁ LENIN

Maria Dolores Tortosa

Domingo, 15 de mayo 2016, 10:03

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HAY algo de verdad en la frase de Susana Díaz cuando califica la confluencia Podemos-IU como el reencuentro de las Juventudes Comunistas. La intención de la socialista andaluza es políticamente malvada, claro, y responde a la estrategia de apelar al voto útil con la vieja cantinela de 'viene el lobo', 'vienen los comunistas', que también utiliza el PP. Ambos partidos, PP y PSOE, temen en Andalucía la respuesta ciudadana a la plataforma electoral liderada por Pablo Iglesias. A los dos les puede rebajar el número de diputados conseguidos el 20 de diciembre si se cumplen las expectativas, si se suman los votos de los confluyentes. 22 escaños obtuvo el PSOE y 21 el PP. Muy cerca el uno del otro y ganar aquí puede incluso ser una cuestión de vida o muerte política. La batalla en Andalucía vuelve a ser decisiva. No hay más que ver cómo Rajoy se ha abonado a cruzar Despeñaperros para abajo cada fin de semana y cómo Pablo Iglesias, tan amigo de gestos simbólicos, ha elegido esta tierra para su primer mitin de la confluencia.

A ese momento estelar de Córdoba de la noche del viernes me refiero con la frase de Susana Díaz. Julio Anguita vino a darle la razón a la presidenta de la Junta cuando abriendo su corazón -que tantos sustos le ha dado- al líder de Podemos le espetó: «¡Pablo, volvemos a 1977!». Viéndoles a través del 'streaming' de la web de Podemos parecía el reencuentro del abuelo de Heidi con Pedro (Pablo), serie de dibujitos famosa aquel año. Hubo lágrimas de Pablo y una emoción apenas contenida del viejo dirigente fundador de Izquierda Unida.

Conocí a Julio Anguita en sus tiempos de líder nacional de IU, le entrevisté varias veces, una, convaleciente de un infarto, y al verle abrazado a Pablo Iglesias comprendí que si hubo algo sin teatro en ese acto de Córdoba eran sus palabras y su expresión como de alguien que ha reencontrado un hijo que puede hacer cumplir sus sueños. Anguita cree de verdad que la vida le ha dado una segunda oportunidad y se ha colado por el ministerio del tiempo a 1977 para reescribir la historia, ganar al PSOE la partida y convertirse en el gurú del poder que soñó arrebatar a Felipe González.

La devoción de Pablo Iglesias a Anguita parece mutua, pero no es única. Si de verdad hay algo compartido en la confluencia Podemos-IU es la obnubilación de los jóvenes de uno y otro partido por el califa de Córdoba, como se le llamó cuando era alcalde. He preguntado a algunos dirigentes el por qué, ya que en muchos aspectos (no políticos) Anguita es de la vieja escuela, llamésmole así.

No hallé respuesta, pero sí una conclusión: Anguita es el papá Lenin de los jóvenes de Podemos y el papá del Manifiesto de las Amapolas de los jóvenes andaluces de Izquierda Unida. Por ello hallo algo de verdad en la frase de la presidenta andaluza sobre el reencuentro de las juventudes comunistas en Unidos Podemos.

En las siglas de Izquierda Unida y sus mareas (Verdes, Convocatoria por Andalucía) nunca se colocó la palabra 'comunista', pese a que el PCA, con un papel en la lucha contra el franquismo incuestionable, aún constituye el núcleo duro de su dirección. Tampoco en la coalición para el 26J (Unidos Podemos) aparece la palabra 'izquierda'. Aun así, dentro está IU, es decir, el PC. Como una muñeca rusa.

Y no entiendo que el PSOE, que gobernó con IU en Andalucía, ande ahora haciendo coro al PP con lo de «que vienen los comunistas». Susana Díaz fue quien negoció el pacto con José Luis Centella, siendo este secretario general del PCE. « Mi 'Centellita'», le llamaba la presidenta. Siempre se llevaron muy bien.

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