Borrar
VOLTAJE

Cruceritos

La transformación de Libritos en una tienda del Málaga CF no tiene nada que ver con la cultura. Es una decisión política

Txema Martín

Viernes, 13 de mayo 2016, 08:16

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Si el cierre de la librería Libritos, después de 30 años en activo, supuso un jarro de agua fría para aquellas generaciones de malagueños que han comprado un primer libro allí, la conversión de su espacio en una tienda del Málaga Club de Fútbol supone otro doloroso símbolo de nuestra propia transformación de la ciudad en otra cosa. Para poder entender la importancia de este símbolo tan elocuente es necesario detenerse en el modelo de ciudad que estamos cimentando turista a turista, a una velocidad de crucero. Y es que pese a estar motivada por una estrategia puramente empresarial, la transformación de esta mítica librería infantil en la séptima franquicia de merchandising malaguista viene claramente detonada por la ocupación turística. Es una de las multitudinarias consecuencias de un fenómeno global, la definitiva conversión del centro histórico en un parque temático con toda su carga en el imaginario, con sus servicios de ocio, restauración y venta, atracciones mecánicas, religiosas y museísticas, tapas en serie, fritura ultracongelada y autobuses a mansalva que aparcan en los límites de la ciudad, en la frontera de lo habitable. Un posmoderno Bienvenido Mr. Marshall en el puerto, la calle Larios y los aledaños convertidos en los pasillos de un centro comercial al aire libre, un ejército de mimos dispuesto en los laterales, y millones de turistas que utilizan la ciudad como una coartada para la experiencia. En este sentido, lo que debería parecernos extraño es que sigan existiendo librerías, comercios tradicionales y, en fin, esos resquicios casi arqueológicos de una autenticidad urbana que se pierde para beneficio de unos pocos, una circunstancia que encuentra en el modelo de franquicia su máxima expresión.

No comparto esa tradición apocalíptica que surgió con la llegada de las nuevas tecnologías. Hay serias dudas de que hace 20, 30 o 40 años los niños leyeran más o que fueran más inteligentes que los de ahora. Este es un momento dulce en la transmisión del conocimiento, nunca antes en la historia de la humanidad habíamos tenido tanto a nuestro alcance, por más que retumben las cloacas de ciertas élites que han utilizado la cultura como un elemento de distinción y como elemento de dominación intelectual sobre los demás. Sirve de poco lamentarse de que abran otra cadena de hamburguesas en la calle Alcazabilla. Los mismos futbolistas que inauguraron la tienda auguraron que el negocio sería un éxito precisamente porque está situada en una zona frecuentada por turistas, una de esos senderos que arrastran pequeñas riadas de gente ajena. La transformación de Libritos en una tienda del Málaga no tiene mucho que ver con la cultura, del mismo modo que no guarda relación con el deporte. Tampoco parece que esté provocada por novísimas motivaciones de los niños por el deporte. No nos engañemos. Es una decisión política.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios