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VOLTAJE

¡Que vuelva Celia!

Queremos ver a Villalobos en otra campaña electoral porque ella es puro espectáculo

Txema Martín

Viernes, 22 de abril 2016, 09:59

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En la última campaña electoral, justo antes del debate a cinco que organizó este periódico, algunos presentes nos lamentamos con amargura de la ausencia de Celia Villalobos por todo el juego que habría dado. Alguien respondió: «entre todos os la habéis cargado». Durante el debate, mientras comprobábamos la parsimonia dialéctica de su sustituto, García Urbano, y me atrevería a decir que durante toda la campaña electoral, añorar a Celia Villalobos se convirtió para nuestra sorpresa en una constante. Con sus salidas de tono y su inquietante pasado maoísta, Celia es y será siempre una mina de oro para el periodismo y una joya para el disfrute del personal. En sus cinco años como alcaldesa de Málaga, Villalobos ya dejó su impronta marcada en nuestra cara como un inesperado guantazo. El túnel de la Alcazaba ha sido esa obra con la que todo alcalde quiere dejar huella, y ahora el paseo a pie por las fauces de esa terrible estructura es la metáfora urbanística de su escandalosa marca; un túnel que tiene todos los ingredientes de obra pública grotesca: retrasos, sobrecostes, grietas que nos hicieron sospechar con una amenaza de derrumbe, y una construcción que trajo de regalo arrasar con todo un barrio, el de La Coracha.

De García Urbano recuerdo cómo se disolvía en argumentos para no publicar su patrimonio como quien se retuerce ante el acecho de la evidencia. Nuestra sospecha de que su cuenta corriente estaba fabricada con viscoelástica se resolvió pronto, así que le empezamos a llamar Tío Gilito. No sólo por su dinero, sino porque había sido elegido por el PP para dar cierta imagen de renovación, algo inimaginable, y de paso reducir la visibilidad de nuestra heroína, cabeza de lista desde el 89. García Urbano, efímero, presenta ahora su dimisión ante la contundencia del régimen de compatibilidades. Sólo podrá dedicarse a ser alcalde y a sus labores, que son los que le suponen unos beneficios que siempre son pingües. Sospechamos que si una cosa no es compatible para ser diputado, quizás tampoco debería serla para ser alcalde, pero eso ya da para otro artículo. El caso es que Celia, ella misma, ya se ha postulado para ir la primera de la lista. Hace poco declaró que le encantaría volver a Málaga de alcaldesa, algo que Francisco de la Torre no le perdonará nunca.

El hecho de que esté políticamente sola aporta al personaje aún más dosis de rebeldía. Por eso la queremos a Villalobos en la próxima campaña electoral, que será pronto si nuestros representantes siguen demostrando que no saben hacer bien su trabajo, no el de diputado, sino el de político en general. Lo que tenemos claro de todo esto respecto a Celia Villalobos es que, para que vaya de número dos, muchos preferimos con descaro que vaya de cabeza de lista, vociferando a los micros, bien asomada a los focos, porque ella es puro espectáculo.

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