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EL SITIO DE MI RECREO

La hora de los valientes

José Antonio Trujillo

Sábado, 6 de febrero 2016, 10:01

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El valor todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. Hace humana a la debilidad y grande al que se atreve a superarla. La vulnerabilidad nos iguala, el valor nos distingue. No hay futuro para una sociedad si no cuenta con hombres con valor.

La política en España se ha convertido en un tratado de la medida. Los españoles siempre nos hemos caracterizado por los excesos. Nunca especulamos con el resultado final. Nos atrevimos con el camino, sin conocer la recompensa. La experiencia nos dijo que el que tanto mide al final se convierte en un cobarde.

El pasado diciembre elegimos a nuestros representantes de forma democrática con la decisión del que se sabe libre. No jugamos con nuestros votos ni planificamos nuestros apoyos, simplemente decidimos. Incomprensiblemente los políticos quisieron especular con el resultado e intentar forzar una prórroga.

La sensación de millones de españoles que habían depositado su confianza en sus preferencias políticas fue la de la frustración. Los políticos no querían iniciar ni siquiera el partido porque entendían que podían perderlo. De forma equivocada creyeron que la defensa de los ideales y propuestas que habían enganchado a sus votantes no merecían ni una oportunidad. Preferían quedarse en el vestuario esperando que el árbitro suspendiera el partido y se citaran en una nueva contienda en otro campo, con otros adversarios y condiciones más ventajosas. Aceptaron antes el deshonor que la derrota. España es una tierra que premia al que lo intenta, al que no renunciar a plantar cara al adversario. Mostrar firmeza en la defensa de las convicciones propias siempre nos atrajo a la mayoría. La cobardía supone perder frente al miedo propio vistiéndolo con los ropajes de una prudencia mal entendida.

Atreverse es morir despacio, entender que sin los demás nunca alcanzaremos la cima. Las conquistas comunes necesitan la determinación de unos pocos, el valor de los sencillos. De poco sirve llorar ahora por lo que no se alcanza si ni siquiera se tuvieron arrestos para intentarlo. Ocurra lo que ocurra con las negociaciones presentes para la conformación de un nuevo gobierno, los españoles, no me cabe duda, que premiarán a los que lo intentaron y no sucumbieron a los cantos de sirena del conformismo y la ventaja de la inacción. Sin riesgo no hay recompensa, sin valor no hay opciones de triunfo. Estas semanas nos descubrirán a los políticos que pretenden construir sus proyectos desde la valentía y la convicción , y a los que prefirieron mantenerse en los cuarteles de invierno esperando que la contienda acabara.

Para unos y otros recordarles el deseo de Joaquín Sabina: que ser valiente no sea tan caro, que ser cobarde no valga la pena.

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