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VOLTAJE

La niña de Podemos

Lo próximo será casarse por lo penal, abortar por lo sagrado y, al final de nuestra intachable trayectoria, recibir una extremaunción de confeti y purpurina

Txema Martín

Martes, 2 de febrero 2016, 09:56

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Había una vez una niña en Rincón de la Victoria que acudía a las catequesis dispuesta a empaparse de fe, como hacían sus compañeras. Sin embargo, aquella niña, aturdida por las vicisitudes del horario extraescolar, sólo encontraba allí resultados desalentadores. Después de haber asistido como invitada a un par de celebraciones divertidísimas y al ser consultada sobre su decisión final, la niña de Podemos respondió con sinceridad: «Yo no quiero a Dios. Yo sólo quiero la fiesta».

Entonces, a la paella de partidos que gobierna el municipio se le apareció la Virgen y creó un sistema pionero de primeras comuniones laicas, un simulacro perfecto que cuesta 82 euros y dice buscar la no discriminación, porque por lo visto lo peor que te puede pasar cuando eres niño es parecer diferente y no apuntarte a los ritos de los demás. Dicen que es una bienvenida social que celebra el paso de la niñez a la adolescencia. Se empieza renegando de Dios y se termina rozando el cielo en una discoteca de Ibiza. O comulgando con ruedas de molino. Mi pregunta es por qué para montar una fiesta tiene la niña que implicar al Ayuntamiento y pasar de puntillas por la Santa Iglesia. Algunos curas ya se han ofrecido voluntarios para repartir guantazos civiles en lugar de hostias, sustentados moralmente en otra antigua inercia que consentía a los sacerdotes repartir tortas en los colegios, amén de otro tipo de tocamientos. A la niña de Podemos todavía no le ha dado por meterse con el nombre de su pueblo, que intuyo que podría cambiarse pronto en virtud de una futura ley de memoria laica, como los madrileños. En Madrid tengo amigos a los que les parece muy divertido que haya un municipio que se llame Rincón de la Victoria. «Allí siempre se gana», me dijeron una vez. Pues ha ganado un cuatripartito, y un pueblo entero se monta en el carricoche sin ruedas de los bautizos civiles que ya se practican en Mijas, Casares, Antequera o El Borge. Ahora también en Torremolinos. Málaga, la primera en el peligro de lo que sea.

Todos tenemos derecho, claro que sí, y ante la posibilidad de inventarse algo nuevo o de copiar al de al lado, quizás sea mucho más cómodo y más español lo segundo. Los anglosajones lo tienen casi todo inventado y no les hace falta ponerle el nombre de un santo sacramento a sus reuniones sociales. 'Baby shower' es como un bautizo laico donde 'duchan' a los padres con regalos. 'Sweet sixteen' es una fiesta americana para niñas ricas que supone el culmen de la horterada y del exceso consumista. Nosotros, disfrazados de princesas, vamos camino de lo mismo. Lo próximo será casarse por lo penal, abortar por lo sagrado y, al final de nuestra intachable trayectoria, recibir una extremaunción de confeti y purpurina después de toda una vida rezándole a nuestro dios laico.

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