Madre Tierra
RAFAEL J. PÉREZ PALLARÉS
Martes, 1 de diciembre 2015, 12:18
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RAFAEL J. PÉREZ PALLARÉS
Martes, 1 de diciembre 2015, 12:18
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La 21ª conferencia del clima (COP21) comenzó ayer lunes en París bajo la presidencia del ministro de Exteriores francés, Laurent Fabius, que ha prometido un liderazgo imparcial y respetuoso de las deliberaciones que deben conducir a un acuerdo mundial en materia medioambiental. Como antesala a la convocatoria se celebró a nivel mundial la marcha mundial por el clima.
La Conferencia, a la que asisten más de 150 líderes mundiales, tiene como principal objetivo impedir que la temperatura media del planeta suba más de 2 ºC. En la primera jornada Hollande dijo, como si hablase de una amenaza terrorista, que «nunca antes el mundo había afrontado un desafío tan grande». Por su parte Christiana Figueres, principal responsable de la ONU sobre el clima, señaló que «nunca una responsabilidad tan grande estuvo en manos de tan poca gente». Precisamente por eso siempre debe trabajarse para la aprobación de un acuerdo sobre el clima que sea justo, legalmente vinculante y motor de un verdadero cambio transformacional.
Necesitamos trabajar por un modelo de desarrollo sostenible que incluya a los pobres. No se pueden olvidar. Y para eso hacen falta los líderes valientes dispuestos a adoptar acuerdos aplicables. Es arriesgado. Pero la construcción y el mantenimiento de una casa común sostenible requieren liderazgo político imaginativo y audaz. Se vuelve indispensable crear un sistema normativo que incluya límites infranqueables y asegure la protección de los ecosistemas
La valentía en cuestiones como el medioambiente es imprescindible. Porque necesariamente hay que sacrificar intereses que afectan al modelo de convivencia mundial que mantenemos. Desgraciadamente como afirmaba el papa Francisco «la casa común está siendo saqueada, devastada, vejada impunemente. Existe un claro, definitivo e impostergable imperativo ético de actuar que no se está cumpliendo. Los pueblos y sus movimientos están llamados a clamar y a movilizarse, a exigir pacífica pero tenazmente, la adopción urgente de medidas apropiadas». Por eso pedía en nombre de Dios que se defienda a la Madre Tierra. Una defensa que ha inspirado su última encíclica, la 'Encíclica Laudato si' y que recomiendo al lector que conozca. Un documento valiente, lúcido y necesario que tiene plena actualidad. Profético. Porque acercarse al mundo de la ecología no es patrimonio exclusivo de un sector político. Es obligación de todas las gentes de buena voluntad que buscan cuidar el planeta y entienden que la Madre Tierra debe ser custodiada como la casa común de todos.
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