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FALSO 9

FIBRA ÓPTICA

José Antonio Garriga Vela

Viernes, 18 de septiembre 2015, 12:41

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Las calles estaban casi vacías el miércoles por la noche mientras se disputaban los partidos de Champions. Los pocos clientes que había en los bares miraban en silencio los televisores apagados. Otros observaban de reojo las pantallas que emitían programas que no interesaban a nadie. En algunos locales privilegiados se amontonaban los aficionados para ver los partidos del Barcelona o el Valencia, pero la imagen se cortaba y detenía en los instantes decisivos. Me recordó la 'carta de ajuste' de la televisión de los años sesenta. Fue como si el mundo de la tecnología hubiera retrocedido en el tiempo hasta entonces. Estuve paseando con una sensación extraña. Me vinieron imágenes del pasado, recuerdos remotos, y confirmé que a través de los años la mayoría de nosotros habíamos sido simples espectadores. La ausencia de fútbol estimulaba la memoria. La vida es una película en blanco y negro con el volumen bajo, pensé.

Cuando calculé que se estarían disputando los últimos minutos de los partidos, volví a casa. Al subir al coche, puse la radio y fue como si la fibra óptica de la imaginación recorriera miles de kilómetros hasta llegar a mi cabeza y reproducir lo que estaba pasando en Mestalla y el Olímpico de Roma. La radio en color suplantaba la televisión en blanco y negro. Mi cálculo horario había fallado, aún quedaba media hora. De pronto, me retorcí de dolor en el asiento del coche cuando Nainggolen cazó a Rafinha con una violencia terrible. Me quedé exhausto. Cuando mejor le iba todo al jugador del Barcelona y la selección brasileña, una feroz entrada le obliga a despedirse de la temporada. Adiós a las ilusiones. Al llegar a casa, apagué la radio y el mundo del fútbol volvió a quedarse a oscuras.

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