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LA NUBE DOBLE

ERRORES COMETIDOS

Juan Francisco Gutiérrez

Lunes, 14 de septiembre 2015, 12:25

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Ana Rosa Quintana emite hoy lunes al fin la entrevista íntima (cañas incluidas) que ha mantenido con el presidente del Gobierno. El sábado en el programa 'Un tiempo nuevo' la también productora de este espacio de debate adelantó en persona algunos fragmentos. Pero la audiencia no se inmutó ante la cuca propuesta, ni siquiera aunque antes Pablo Iglesias fuera entrevistado en el mismo plató. Apenas un triste 3,5% de cuota de pantalla logró el programa. Su cita en La Moncloa tendrá más eco hoy, sin duda, incluso aunque el presidente no se desmelene tanto como lo hizo el líder de Podemos la semana pasada.

Del aperitivo que pudo verse el sábado sí quedaron dos hechos inquietantes. Uno, que Rajoy se levanta a diario a las siete menos cinco. Un hecho diferencial, ese de no poner el despertador a la hora en punto, que supongo será compartido por muchos ciudadanos. El segundo 'scoop' vino a costa del esfuerzo del presidente por aprender inglés. El programa mostró, y volverá a hacerlo hoy, un tocho de apuntes con los que Rajoy intenta mejorar su habla inglesa. Y fue delicioso constatar cómo su profesora de idiomas, que ahora conocemos que es escocesa pero no sabemos si independentista, le pasa por escrito los errores cometidos y su forma correcta: «I'm going to Barcelona» y no «I going to Barcelona», o sea. Todo ello mecanografiado, por si no entiende la letra. Un tocho de agravios lingüísticos al que Rajoy intenta también sobreponerse.

Desde la melena de Iglesias a la profe de Rajoy, pasando por la moda otoño-invierno de Pedro Sánchez, hay un interés evidente en este inicio del curso por parte de todos los políticos en (de)mostrarnos su lado humano, su tacita de café, su rinconcito de pensar, su punto tierno, no vayamos a creer. Intentan sobreponerse a errores cometidos, a imágenes negativas. Acaban de estrenar un nuevo 'Gran Hermano' pero descuiden: el 'reality' más cebado de estos meses será el que nos obligue a convivir, como espectadores, con la otra cara de nuestros líderes. Así que Iceta no ha hecho más que sumarse al baile.

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