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GOLPE DE DADOS

GRECIA, LA DIOSA BLANCA

ALFREDO TAJÁN

Viernes, 3 de julio 2015, 12:35

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Valeria Ciompi me envía la definitiva versión de 'La diosa blanca' de Robert Graves, autor más conocido por su 'Yo, Claudio', que fue éxito universal durante tres décadas gracias a la impecable serie televisiva que produjo la BBC; aparte de ensayista, Graves fue un exquisito poeta que volcó su lírica en descomunales proyectos en prosa, y lo hizo con inusual energía, recuerdo la epopeya sobre el general Belisario que Justiniano condenó a vagar por las ciénagas de Bizancio. Graves fue el Brenan de Mallorca, donde murió -Deià, 1985- con avanzada edad. La espléndida traducción que ahora se presenta al español en Alianza Editorial es de su hijo William Graves, y debo confesarles que las setecientas páginas que componen este monumental ensayo están ocupando las horas muertas de este verano mío no precisamente en Mallorca. 'La diosa blanca' es una búsqueda abrumadora del imaginario místico y de sus abruptas extinciones, exploración exhaustiva en un bosque poblado de heroínas y héroes que se empeñaron en descabezarlas en los albores de la raza humana, donde los hombres no eran más que consortes y servían para reconocer la supremacía divina de la mujer. Del matriarcado al patriarcado, de Europa, raptada una y mil veces, a Oriente Medio, en la encrucijada del abismo religioso, Graves reivindica a las diosas supremas, siendo la poesía una de ellas, encarnada en la luna, frente al abrasivo símbolo del sol masculino, en el que al final los hombres quedan atrapados en su triple dimensión de hijos, guerreros y amantes.

Mientras leo esta joya, levanto los ojos y observo en la pantalla de la televisión el caos de la Grecia contemporánea, cuyos responsables políticos van a preguntar a sus ciudadanos, a través de referéndum, si quieren permanecer o no en la vieja Europa, esa vieja Europa paradójicamente fundada en las ciudades estado helénicas mientras que en las hoy exigentes lindes germanas aún se vivía en cavernas. Pero eso es hacer una comparación demasiado fácil. No es la primera vez que los griegos deciden de esta manera, recordemos que a la familia de nuestra Reina Sofía la expidieron a Londres vía referéndum, y acto seguido irrumpió una dinastía bicéfala que se decía republicana, como los Coroneles: Karamanlis frente a Papandreu. Y entonces empezó el desfalco. Me pregunto dónde se encuentra La Diosa Blanca, qué habrá sido de ella, qué nos diría en todo caso.

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