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LA ROTONDA

Jesús, el inventor

Ignacio Lillo

Miércoles, 27 de mayo 2015, 13:13

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Aveces, la vida y la profesión, bendita y maldita a partes iguales, te ponen delante a personalidades de ésas que merece la pena conocer. Pequeñas conversaciones que son un oasis para que el cerebro descanse, en estos días de estrés político malsano. Jesús, el inventor, es una de esas personas. Nacido en Mollina hace 81 años, ha vivido (a veces incluso dormido) toda su vida en los talleres, entre la grasa y los motores de cientos de coches y camiones. Últimamente ha trasladado su centro de operaciones a las Islas Canarias.

Aprendió casi todo lo que sabe sobre la mecánica en Alemania, como tantos andaluces de su edad, donde pasó 15 años como emigrante. En algunas ocasiones llegaba a trabajar 23 horas seguidas, y casi no pisaba, más que los domingos, el piso que compartía con su primo. Abomina de los que se gastaban la paga (y la que no tenían) entre apuestas y tabernas, y desaprovechaban la oportunidad de aprender y de ser mejores.

Antes de ser inventor, Jesús fue tratante de coches usados y siniestrados, que compraba a precio de saldo en el país germano, rehabilitaba al milímetro y vendía por un buen pico. Le fue bien e hizo fortuna, la suficiente como para no tener que preocuparse por el dinero, que suele ser la mayor de las preocupaciones para el resto.

Con la mente despejada y la cuentas resueltas pudo dedicarse a su verdadera vocación: encontrar soluciones a problemas de la sociedad, en el campo que él maneja, que es el de las máquinas. Después de tres años de estudios y ensayos ha logrado patentar un sistema de escape, basado en filtros de agua y aceite, que es aplicable a cualquier motor de combustión y que reduce hasta un 80% las emisiones de gases contaminantes (certificado ante notario). Además, logra que los vehículos sean más silenciosos y mejora la refrigeración hasta el punto de poder tocar el tubo sin miedo después de un viaje.

Ahora trata, con sus escasos medios, de que la industria automovilística le haga caso, que conozca su invento y lo utilice. Dice que no lo hace por dinero, sino porque se podrían conseguir ciudades más limpias y respirables. Si, en vez de tener que emigrar para ganarse el pan, Jesús hubiera tenido la oportunidad de formarse como ingeniero en alguna universidad de prestigio, quién sabe hasta dónde hubiera podido llegar...

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