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LA ROTONDA

Huelga de médicos

ÁNGEL ESCALERA

Martes, 26 de mayo 2015, 12:55

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El malestar entre los profesionales de la sanidad pública malagueña sigue en todo lo alto, ya que su panorama laboral es más bien bajo. La situación no remonta. Los recortes han hecho tanto daño que es imposible arreglar lo estropeado si no se deposita sobre el tapete un cuantioso montante económico. Y, claro, de dinero la Junta de Andalucía, como el resto de comunidades autónomas, está cortita. Así que no debe extrañar que los trabajadores de los hospitales y de los centros de atención primaria protesten. Unos lo hacen levantando la voz cuando se les presenta la oportunidad en una concentración o en cualquier acción de queja a la que son convocados; otros mascullan su enfado mientras ven que las nubes ensombrecen su futuro. Y todos, a gritos o en silencio, abominan de las medidas que han endurecido las condiciones a las que se enfrentan a diario. El último encontronazo del personal sanitario contra los que dirigen la Consejería de Salud y el SAS es la huelga de los médicos de las urgencias de Carlos Haya. Esos facultativos inician hoy un paro indefinido, convocado por Csif-Málaga. Los descubiertos en la plantilla (huecos que no se cubren), los contratos parciales y la dificultad para conciliar la vida laboral y la familiar son las claves de la disconformidad. Están los médicos en su derecho de ir la huelga y, de ese modo, expresar su repulsa a que no se les escuche.

Cualquier huelga demuestra la incapacidad para llegar a un acuerdo. En este caso, da la impresión de que a los que mandan en Carlos Haya no les importa mucho el paro de los facultativos de urgencias. Parece que creen que el seguimiento de la reivindicación será mínimo, lo que provocará que Csif desconvoque la huelga por falta de apoyo. De hecho, sorprende que los servicios mínimos fijados por la Administración sean tan reducidos en cuanto al número de efectivos. En el turno de mañana habrá cinco médicos cuando lo habitual es que trabajen trece. El exceso de confianza nunca es bueno. Y mucho menos cuando la salud de la población está en juego. Esta huelga debería de haberse evitado o, al menos, tendría que haber habido un mayor interés por parte de los responsables del hospital para frenarla. Se la han tomado un poco a broma sin tener en cuenta de que puede ir en serio. Jamás hay que dar nada por sentado y menos cuando hay profesionales en pie de guerra cansados de ser como un pimpampum de caseta de feria que recibe todos los pelotazos. El gerente de Carlos Haya, José Luis Doña, que posee un talante conciliador y ha sido médico de urgencias, debe tomar las riendas de este asunto hoy mejor que mañana y situar encima de la mesa una serie de soluciones que ponga fin al conflicto.

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