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EL EXPRESO DEL SUR

Pasarlo bien

Solo la rabia o la furia que nacen de la compasión parecen estar a la altura de una respuesta aceptable

JUAN JOSÉ TÉLLEZ

Sábado, 23 de mayo 2015, 12:20

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A lo largo de estos años de crisis se ha ido acuñando una expresión que ha circulado por todos los discursos políticos con independencia de la persona que los pronuncie y del partido al que pertenezca: «la gente que lo están pasando mal». Por cierto, discursos políticos no son sólo los que se dicen desde las tribunas de los mítines, sino los que se dan en la barra del bar, en la comida familiar, o en las tertulias mediáticas o de amigos. Decimos «la gente que lo está pasando mal» como una expresión sumaria, que todo lo integra, todo lo describe y todo lo explica. A uno le dan ganas de preguntarle a su interlocutor: «a ver, declina las formas principales de esa expresión, descríbeme en qué consiste, según tú, pasarlo mal».

Si nos mantenemos en el nivel de abstracción de la expresión «mucha gente lo está pasando mal», entonces se nos cae encima el problema hasta aplastarnos. Solo la rabia o la furia que nacen de la compasión parecen estar a la altura de una respuesta aceptable, aunque también la resignación, la decepción y la huida, son respuestas comunes. Todo menos tratar de comprender en qué consiste su sufrimiento, de analizarlo, cuantificarlo, y buscar la forma de paliarlo o eliminarlo.

Hoy el capitalismo financiero ha terminado penetrando hasta el último rincón del mundo de la vida, incluida el alma de los más feroces críticos del capital financiero. El mercado de derivados también se ha extendido a la política. Y, del mismo modo que en el mercado de derivados se empaquetan productos de distinta calidad hasta terminar distribuyendo elementos muy tóxicos, también en el mundo de la política terminan agregándose en el mismo paquete de agravios e injusticias situaciones muy distintas. Lo pasa mal el joven ingeniero que debe irse a Alemania a buscarse la vida y lo pasa mal la mujer madura que se ve encadenada por muchos años al cuidado de un ser querido en situación de dependencia severa. Son formas bien distintas de pasarlo mal, pero en el discurso político se meten en el mismo paquete y con ese paquete se especula en el mercado político y electoral, en las tribunas o en las tertulias de café. Pero, tanto el joven ingeniero como la mujer que dedica los últimos mejores años de su vida a cuidar a la madre enferma, se ven reflejados cuando el orador se refiere, con la emoción y gravedad adecuadas, a «la gente que lo está pasando mal».

En alguna parte de Nigeria o de Ghana, unos padres vieron partir hace meses, una mañana temprano, a su hijo de veinte años, en esa edad en la que los hombres son también niños. No saben nada de él. Ninguna noticia. Como si se lo hubieran tragado la tierra o el mar. Es otra forma de «pasarlo mal». Aquí, en el paraíso, tampoco sabemos nada, pero gente que hace números con la gente ha calculado que la mejor solución es bombardear sus pateras. El viernes se terminaron los discursos. Hoy votamos. Mañana deberíamos declinar las distintas formas del dolor y, con otros números, darles las soluciones posibles con la urgencia necesaria.

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