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SUITE JÚNIOR

HORAS DE MUSEO

Txema Martín

Martes, 19 de mayo 2015, 12:19

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Aprovechando que ayer el mundo celebró el Día Internacional de los Museos, y partiendo de la contundencia con la que el público ha vuelto a llenar los nuevos espacios expositivos en nuestra ciudad, me he dedicado al visionado de dos películas que explican muy bien el funcionamiento interno de estos enormes espacios expositivos. Una película lo hace desde un punto de vista didáctico e instructivo. La otra, de una manera mucho más emocional.

El primer caso corresponde al documental 'National Gallery', dirigido por el veterano Frederick Wiseman, y que está disponible en la cartelera de varios cines malagueños. La película explica con detalle cómo se trabaja en una de las pinacotecas más grandes del mundo, desde los programas educativos, la restauración de las obras, la relación entre la pintura y la literatura y, de una forma observadora y sin intervención aparente, la cámara muestra con una bellísima fotografía los detalles de su funcionamiento, en uno de los más brillantes acercamientos de un documental en el espacio museístico. La segunda película es la austríaca 'Museum Hours', que muestra el trabajo de una de las profesiones más aburridas del sector cultural: el vigilante de sala. En este caso, está ambientada en el Museo de Historia del Arte de Viena y, mezclando realidad y ficción, se sirve de la relación casual entre uno de los cuidadores con una visitante para acceder a las intimidades museísticas y emocionales de los personajes, de los cuadros y del propio museo.

Cada a una a su manera y con su propio estilo, las dos películas trasladan el aprecio por la pintura y por el arte, pero también por los profesionales que trabajan en los museos y lo hacen posible. A veces, se da la circunstancia que bajo la 'excelencia museística' se esconden condiciones laborales lamentables que para colmo se defienden con mofa por algunos dirigentes, escudados en un modelo de concesión privada que admite perversiones sin control aparente. La prosperidad debe notarse desde la primera contratación. Es difícil trasladar aprecio a empleos tan delicados como los de los museos si los convertimos en una forma moderna de explotación. Aquí, me temo, no nos valen las excusas.

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