Borrar
Gobernabilidad

Gobernabilidad

La realidad es que el debate se centra en establecer la frontera entre el servicio público o la prestación privada de servicios que, a la postre, depende del crédito de que disponga el correspondiente Estado

FEDERICO ROMERO. HERNÁNDEZ EXSECRETARIO GENERAL DEL AYUNTAMIENTO DE MÁLAGA Y PROFESOR

Viernes, 27 de marzo 2015, 12:41

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

El futuro que nos depara el año que transcurre merece el calificativo de jartible, expresión ésta que los Morancos y Antonio Burgos han elevado a los altares del reconocimiento de la filología andaluza. Jartibles continuarán siendo los debates, declaraciones y comentarios políticos, hasta la extenuación, al concentrar tantos comicios en tan corto espacio de tiempo.

Los resultados de estos últimos en nuestra Comunidad merecen, sin embargo, un comentario, que no se refiere tanto a señalar vencedores o vencidos -sin ser tanto los unos y los otros-, como a intuir por donde van los tiros del pensamiento colectivo de los votantes en un panorama político sin precedentes en nuestra joven democracia.

No nos engañemos; en el inevitable contexto europeo en el que nos movemos, las opciones socio-económicas son escasas. Hay lo que hay. Hasta ahora el centro derecha y el centro izquierda, representados en España por el binomio PP/PSOE, trataban de establecer unas diferencias que, en el fondo, solo eran apreciables en algunos aspectos ideológicos o de meras formas. Las distancias entre el modelo liberal y el social demócrata se han reducido; y hoy se sigue hablando de un 'Estado del bienestar' que, como honestamente reconoce T.H. Marshall, tiene como objetivo no tanto limar diferencias económicas, sino alcanzar una 'igualación cualitativa', 'un enriquecimiento de la vida civilizadaque resulta consistir en la coincidencia de ricos y pobres en unas mismas colas hospitalarias o ventanillas administrativas'. La realidad es que el debate se centra en establecer la frontera entre el servicio público o la prestación privada de servicios que, a la postre, depende del crédito de que disponga el correspondiente Estado.

La complicación del binomio al que acabo de referirme, no quita que las opciones sigan siendo limitadas. Las posibilidades reales en la Europa del euro, depende de la capacidad de generarlos. Aunque gane, como en Grecia, un movimiento de los llamados populistas, la 'condena a entenderse', como decía en mi anterior artículo, acabará imponiéndose en las negociaciones. Aunque una de las partes implicadas la presente como un 'trágala' y la otra como una victoria. El inmediato futuro nos dirá que derrotero toma un acuerdo de mínimos. Entre tanto utilizar lo acaecido hasta ahora como arma arrojadiza por unos y otros, me parece un error. Porque lo que realmente nos va importar a todos, va a ser el triunfo de una gobernabilidad que nos permita salir definitivamente de la crisis, que nos iguale, en la medida posible, por arriba.

En las recientes elecciones a la Junta de Andalucía, la capitalización del cabreo, por los recortes y la corrupción de algunos políticos de los dos grandes partidos que han tocado poder, han alumbrado los nuevos que todavía no han tenido oportunidad de contaminarse (al menos, como tales partidos). Pero su rédito no ha sido tan importante, como para que una mayoría de votantes no siga pensando que (aún tapándose ojos, nariz y orejas, como los icónicos monos) no deba seguir apostándose por la gobernabilidad, como un bien general que debe sobreponerse a las ofertas de los particulares programas. Sin embargo esa lógica expresión coyuntural del interés general ¿va a influir de forma sencilla en las necesarias negociaciones de un panorama político sin mayorías absolutas? Una de las consecuencias de la concentración de eventos electivos durante tan corto espacio de tiempo es que, en la celebración de las conversaciones que, llana o abruptamente, podrían conducir a la imprescindible gobernabilidad, el comportamiento de los interlocutores no va a evitar tener la mirada puesta en las elecciones subsiguientes, lo cual va a enrarecerlas restando posibilidades a facilitar su buen fin.

No quería durante el presente año hablar de política, para no contribuir a la pesadez del panorama que nos van a seguir ofreciendo los diferentes partidos en concurrencia, conscientes, como son, de que un porcentaje, no pequeño, de indecisos, han decantado, y seguirán decantando, definitivamente los resultados. Pero la profética maldición orwelliana de la imposibilidad de mantenerse fuera de dicha política me ha alcanzado. Y solo aspiro a que no acabemos al final del susodicho año -que por cierto coincide con la efeméride de la una monja abulense, sensata, eficaz y arrobada- con el desmadejamiento (en nuestro caso nada místico) con que la esculpió Bernini. Y que la sensatez del pueblo y la magnanimidad de los políticos se impongan, para no acabar cantando el 'lacrimosa dies ille' del réquiem mozartiano que ha precedido nuestra Semana Santa.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios