Borrar
EL MIRADOR

PSOE, PP, marcas viejas

Operar en duopolio, con la tranquilidad de unos nichos intocables de mercado, ha viciado a los grandes partidos

Teodoro León Gross

Miércoles, 4 de marzo 2015, 12:22

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Elf, Pan Am, Galerías, Lehman Brothers, Blockbuster, Compaq, Cheiw, Polaroid. la serie, sí, tiene en común un pasado como marcas estelares ya desaparecidas. Y las causas suelen repetirse: exces iva confianza en un producto; pérdida de capital humano; confianza miope hasta no ver su desconexión con el público; en definitiva estrategias fallidas. Muchos clientes que seguramente no podían pensar en su vida cotidiana sin la referencia de esas marcas, no tardaron en suplir el vacío con otras. Y esto puede suceder también en política. Ahí está Italia, donde Il Popolo della Libertà de Berlusconi y Partito Democratico además del Movimento 5 Stelle de Beppe Grillo han ocupado el espacio tradicional de Democracia Cristiana, Partido Socialista y Partido Comunista. Y algo está sucediendo aquí, donde se ha producido la irrupción vertiginosa de Podemos desde la nada a segunda fuerza en un año, y el movimiento reflejo de Ciudadanos con una proyección espectacular en las encuestas de invierno. La demoscopia de febrero ya es el mapa de otro país.

Las marcas PSOE y PP están tocadas. Sus responsables las han llevado a una situación de riesgo. No es un problema de ideología o espacio político, ni de maquinarias insuficientes, sino de miopía ante el descrédito de la marca. Mientras los Gobiernos presumían de reformismo -todos, Rajoy, Zapatero, Aznar, Felipe o Suárez- sus partidos se anquilosaban persuadidos de que el mercado electoral era patrimonio intocable suyo. Han descuidado el capital humano, cada vez más mediocre, y lejos de renovarse, prolongan sus tácticas endogámicas. Ante la corrupción -Rajoy con Bárcenas y Gürtel, como el PSOE antes y aún en Andalucía- provocan vergüenza colectiva. No renuncian a ser 'casta', con privilegios absurdos que van hasta los viajes o los iPad de valvulina. Imponen sus intereses partidistas al interés general y además con disciplina de voto. Incumplen sus programas sin pudor. Todo eso se ha arrastrado años, pero ¿se puede arrastrar siempre? Hoy el valor marca de los grandes partidos está desacreditado.

Operar en duopolio durante tantos años, con la tranquilidad de dos nichos de mercado intocables, ha viciado a PSOE y PP. Persuadidos de sus clientelas cautivas a derecha e izquierda -sobre todo a derecha, puesto que nunca han perdido el fiel de diez millones de votos desde la victoria de 1996- no han visto su proceso de decadencia. La serie del CIS identifica que la confianza en este presidente es poca o ninguna para el 85%, y otro tanto el líder de la oposición, a pesar de la recuperación económica o el cambio de cartel. Sí, pueden darse marcas reparadas e incluso resucitadas como Mini, Apis, Guzzi, Taifol, J'Hayber... pero muchas más enterradas por miopía. Los grandes partidos parece que nunca entendieron que además de crisis económica, había una crisis moral. Y torres más altas han caído, sobre todo de marfil.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios