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LA ROTONDA

Los males de Carlos Haya

Ángel Escalera

Martes, 3 de marzo 2015, 12:50

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Las carencias del Hospital Regional Carlos Haya las ve cualquiera que tenga los ojos abiertos. Cerrar las puertas a la realidad no conduce más que a enjaularse en un mundo de fantasía. El principal centro hospitalario de la provincia de Málaga (cuyo primer pabellón se inauguró en 1956) se ha quedo obsoleto. El paso del tiempo no respeta nada ni a nadie. Es inexorable en su avance destructor. Carlos Haya está viejo. Para rejuvenecerlo habría que volver a construirlo. Eso es lo que se pretendía con el proyecto del macrohospital, una iniciativa que se murió antes de nacer y que ha pasado a peor vida, porque en estos momentos es inviable. Si apenas hay fondos para sacar adelante los servicios actuales, pensar en una obra de esas características es utopía en estado puro. Sin embargo, la Consejería de Salud tiene que actuar si no quiere que Carlos Haya acabe siendo, además de antiguo, un hospital sin futuro. La semana pasada, este periódico publicó un manifiesto, promovido por varios jefes de servicio, en el que se expresaban una serie de deficiencias y de necesidades. Ese documento posee mucho valor, porque está elaborado por gente que conoce el paño y, encima, ocupa cargos de responsabilidad. La crítica constructiva no solo es positiva, sino que es de agradecer. Las palmaditas en la espalda y decir a todo que sí debilitan más que fortalecen. Por tanto, ese documento, que ahonda en los males de Carlos Haya, es bueno que se aire y que favorezca un exhaustivo debate interno y externo.

Hay frases en el escrito que hacen un diagnóstico certero de lo que está pasando en el hospital. «Esto no puede ni debe seguir así. Entendemos que no se debe confundir la lealtad al SAS, a nuestro hospital, con el silencio o la aquiescencia mientras el Hospital Regional de Málaga se desangra», afirman los autores del manifiesto. Se puede decir más alto, pero no más claro. Ya era hora de que se pusiesen los puntos sobre las íes y que profesionales que tienen puestos destacados se saliesen de la senda que les marcan desde el SAS. No se es mejor médico por estar de acuerdo siempre con el que manda. Los que detentan el poder son humanos y se equivocan como el común de los mortales. Sacar a la luz ese documento es favorable para Carlos Haya. Aquello que no se cuenta es como si no existiera. La llegada de José Luis Doña a la gerencia del centro hospitalario supuso un cambio de talante y un acercamiento a los trabajadores, pero Doña no dispone de una máquina de fabricar billetes. Hoy por hoy, la solución de los problemas del hospital pasa por inyectarle en vena una dosis de dinero importante. Y ya.

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