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LA ROTONDA

Puertas y ventanas

José Vicente Astorga

Viernes, 30 de enero 2015, 12:34

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Tantas promesas de agilidad burocrática estrelladas de ventanilla en ventanilla única, y al final, de lo que se trataba es de una copiosa lluvia de millones en ventanas, puertas y tejados para los andaluces que puedan reformar su casa completando de su bolsillo la ayuda de la Junta. Cambiar papeles de sitio suele ser una ruta de la exasperación, pero hacer reformas domésticas se anuncia que no va serlo, al menos sobre el papel. La ventanilla de la Junta ya fue ágil hace un año con la primera edición del plan de construcción sostenible, aunque otra cosa es recibir la ayuda prometida, que aún no ha llegado al 33 por ciento de los solicitantes. Es lo que tiene el dinero europeo, que tiritó con tanta rendija abierta y puertas giratorias en Andalucía y ya no se fía. Creíamos que no quedaba mucho tiempo para otra cosa que prometer antes de las elecciones, pero quedaba un resquicio de voluntarismo con fecha para anunciar 529 millones de euros en cinco años y empezar a sellar peticiones desde el día 15.

Cae por su peso que este keynesianismo con turbo metido en pleno vendaval electoral exige ser ágiles además de parecerlo y para eso la Junta cuenta con la inestimable ayuda de empresas homologadas dispuestas a ponerse manos a la obra y, en su caso, salir a la superficie fiscal. La iniciativa llega en el final anticipado de la legislatura y si la eficiencia energética de los hogares es uno de los objetivos, otro no menor es que poner viento favorable a la recta final de mandato. Uno puede o no cambiar de ventana, pero gobernar sólo unas cuantas semanas a cara o cruz sin tirar la casa por la ventana exige golpes de efecto. Otra cosa son los portazos. Díaz viene de dar uno suave intuyendo donde está la escalers, pero Diego Valderas apaga y se va empujado por nuevos vientos. La presidenta perfila su campaña con una estrategia virtual casa por casa, ventana por ventana, placa solar a placa solar a la espera de movilizar, de momento esas cuadrillas de instaladores que metidas en faena resultan más eficaces que un mitin por cómo cambian las cosas. La facultad de sorprender con medidas que traen una carga de actividad y empleo siempre es mejor recibida que la sobrada capacidad de prometer a secas. Lo intuyen la mitad de ese millón de parados que escupió la construcción. Una parte se asoma a las nuevas ventanas con parecida cara de satisfacción que esos miles de sanitarios que vuelven a tener jornada y salario completos. Casas sostenibles y sanidad sostenible. Si no es simple mercancía electoral, habrá que mirar qué pone en la fecha de caducidad.

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