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LA ROTONDA

Incertidumbre sanitaria

Ángel Escalera

Martes, 27 de enero 2015, 12:34

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El adelanto electoral en Andalucía supondrá un retraso en la ejecución de proyectos sanitarios que no pueden esperar más. Susana Díaz quiere que hablen los andaluces. Y los andaluces tomarán la voz en las urnas. Ya se verá qué palabras emplean y a quién creen. Habrá algunos que no crean a nadie y que no vayan a votar, porque en realidad lo que desearían es botar a todos al no fiarse de ninguno de los partidos que se presenten. Siempre que hay unos comicios por delante se abre un periodo de incertidumbre que solo se cierra cuando se forma el nuevo gobierno. Hasta que eso ocurra, la interinidad estará a la orden del día. Si algo es perjudicial para la sanidad pública en estos momentos es la inestabilidad. Los resultados que deparen los comicios los ignoramos. Lo que sabemos es que las aguas bajan revueltas por los hospitales públicos de Málaga y por los centros de salud. Los profesionales están ya cansados de que les hagan lo blanco negro. La cuestión es bien sencilla: hace falta más dinero. Y más contratos. Y más personal. Y más camas. Y más recursos. Y más equidad en el reparto de los fondos. Y más voluntad política de resolver las carencias. Y más descentralización desde Sevilla. Y más autonomía para los gerentes de hospitales y de atención primaria de Málaga. Y más escuchar las quejas de los trabajadores. Y más tener en cuenta a los pacientes. Y menos mirar para otro lado. Y menos decir que todo va bien cuando no es verdad. Y menos promesas que se quedan en nada. Y menos no ver lo que ve cualquier que tenga los ojos abiertos. Y menos argumentar que los enfermos son el centro del sistema cuando la asistencia se deteriora por no poner medios. Y menos querer dar más con menos.

El déficit estructural que arrastra la sanidad pública malagueña no se soluciona con unas elecciones. Gane quien gane, se ha perdido demasiado tiempo en resolver asuntos como la construcción de otro hospital en la capital o llevar a cabo la segunda reforma de la atención primaria. La justificación de que no se queda nadie sin ser atendido no es suficiente. Faltaría más que no se diese asistencia sanitaria a las personas que la precisan. No se trata solo de cantidad, sino también de calidad. Durante los dos próximos meses, los políticos se preocuparán por granjearse el favor del ciudadano para conseguir su voto. Es lícito que lo hagan, pero no vendría mal, por el bien de todos, que tuviesen en cuenta que la sanidad no es un arma arrojadiza. El año ha arrancado en los hospitales y en los centros de salud malagueños con más sombras que luces. Y lo peor es que el horizonte que se vislumbra se aproxima cargado de nubarrones.

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