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LÍNEA DE FUGA

Fiebre

Calentura de estrenos con la antigua prisión sumada al calentón previo a las elecciones

ANTONIO JAVIER LÓPEZ

Domingo, 25 de enero 2015, 13:05

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Andan colapsadas las urgencias de los hospitales y las salas de espera de los centros de salud por una gripe como arreciada por el poniente y un virus gástrico de mal cuerpo y peor sabor de boca. Llaman al teléfono móvil desde el Servicio Andaluz de Salud para avisarte de que no vayas a la consulta de niños sanos, mejor para más tarde, no vaya a ser que salgas con algo con lo que no entraste. Las gallinas que entran por las que van saliendo, que decía José Mota. Y será cuestión de organizarse porque por aquí ya casi no se cabe de tanto estreno, de tanto proyecto cultural. Sube la fiebre museística municipal y como sigan así más de uno va a quedar para que lo encierren, porque andan tan ansiosos de animar el patio cultural que han terminado en el patio de la cárcel, de la antigua prisión en Cruz de Humilladero, que ahora quieren convertir en un «espacio experimental» para jóvenes creadores. ¿No estaba ya para eso La Caja Blanca? Tampoco importa. Es suficiente. Basta con meter en la misma frase las palabras 'arte', 'joven', 'emergente', 'innovador' y 'experimental' y ya tienes firmada la patente de corso.

Además, ¿quién pondría en duda los beneficios de abrir un nuevo equipamiento cultural en una zona carente de ellos?, ¿quién recriminaría al Ayuntamiento dotar de nuevos servicios a la olvidada periferia de los distritos?, ¿qué malafollá criticaría «la transformación de lo que fue un lugar limitador de libertad» para «convertirlo en un espacio para el ejercicio de las libertades individuales y artísticas»?, ¿qué desaprensivo plantearía la sombra de la duda de una nueva covachuela sobre una iniciativa innovadora capaz de mirarse en iniciativas como el Hangar barcelonés o el DA2 de Salamanca?, ¿quién plantearía, al cabo, las prisas en sacar a luz un proyecto como un conejo asustado en una oscura chistera?

O puede que no. Quizá esté todo más pensado y preparado, más medido y estudiado. Quizá exista un proyecto sólido detrás de la propuesta de convertir la antigua cárcel en un centro cultural, algo por cierto ya reclamado hace un mes por el colectivo MASA donde se reúnen algunos de los grupos artísticos más dinámicos de la ciudad. Ellos querían gestionar el recinto, pero se ve que por aquí no molan esas ideas, no sea que nos crezca una nueva Casa Invisible capaz de dar uso a un recinto ruinoso como un barco de ladrillos a la deriva. Aquí la gestión la asume el Ayuntamiento, por supuesto, y los primeros dineros (3.900 euros) van para una empresa de limpieza tan «especializada» que por lo visto lo que hace no está al alcance de los Servicios Operativos municipales ni de Limasa. Distinto que el calendario político venga con prisas y haya que tirar por la calle y el presupuesto de en medio.

Queda mucho, casi todo, por saber del proyecto: plazos, objetivos concretos, procesos de selección de las propuestas, vías de financiación... pero en el Ayuntamiento han decidido lanzarlo, también, de una manera un tanto extraña. El mismo día que el alcalde presentaba una muestra, justo, de jóvenes creadores al relente de la ventolera en el Soho, el Ayuntamiento lanzaba por la tarde una escueta nota para anunciar lo de la cárcel. Y mira que organizan convocatorias públicas para presentar asuntos muchos con mucha menos enjundia.

Quizá no querían recibir acusaciones de electoralismo. Ellos, en plena fiebre de museos a punto de inaugurarse. O no. Porque se barrunta esta semana la justicia poética de que unas elecciones impidan los fastos inaugurales de proyectos al filo de otras elecciones. Quedarían el Pompidou y el Museo Ruso abiertos sin discursos ni plaquitas, con una visita institucional, que son como las bodas por lo civil de las inauguraciones.

Aunque seguro que no tienen nada que ver las inminentes elecciones locales con el modo y el tiempo elegido para lanzar el proyecto de la cárcel, como tampoco tuvieron nada que ver con la inauguración del Thyssen recién pintado, con la mala broma del Museo de Museos en el Astoria o con la descomunal pifia de Art Natura.

Ya que tropezamos con las mismas piedras, al menos que sean preciosas. Como estas mañanas de frío sol de invierno, con abrigo y sin fiebre.

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