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LA LUPA

Coser y cantar

Juan Antonio Morgado

Lunes, 22 de diciembre 2014, 12:31

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Sigue el Málaga a lo suyo. Se ha aprendido la lección y no sabe hacer otra cosa que ganar. Ya no se trata de comerse el turrón con la tranquilidad del deber cumplido, como se suele decir, sino de devorar también los limones 'cascarúos' semanasanteros y las fresas de mayo. El equipo blanquiazul se ha garantizado vivir una Liga diferente a la prevista, que no era otra que luchar por la permanencia, 'coquetear' con los puestos de descenso y salvarse como fuera, a última hora o pocas jornadas antes. Nada de eso va a ocurrir. Las huestes de Javi Gracia van a luchar por disputar un torneo europeo, que como mínimo será la Liga Europa, a la que aspiran el quinto y el sexto. Pero a poco que se descuide alguno de los equipos que lo preceden, quién sabe si el objetivo podría situarse más alto.

Irse de vacaciones de Navidad con 30 puntos no está al alcance de cualquier equipo, ni de cualquier temporada para el Málaga. De hecho, es la primera vez que el conjunto de La Rosaleda se va de descanso invernal con el zurrón tan lleno. La cifra es de récord, como ya quedó claro cuando batió por primera vez el registro histórico a estas alturas de temporada. Eso fue hace tres jornadas. En caso de haber perdido o empatado algún partido desde que venciera al Deportivo la marca tendría validez, pero este Málaga hace las cosas a lo grande, y ha encadenado tres victorias desde que perdiera por un gol en casa ante el Madrid. No es baladí el dato de que, si se exceptúan los duelos con el equipo blanco y el rojiblanco de la capital, el conjunto malaguista lleva ocho victorias seguidas. Si algún lector considera que juego con ventaja en el análisis al realizar el citado paréntesis, pido que se me permita por una vez. Este Málaga estratosférico lo merece.

Ayer logró el equipo blanquiazul el triunfo de la madurez. Fue de menos a más y supo jugar frente a un rival que embarulló mucho el juego a causa de sus limitados recursos. Pero este Málaga está tan preparado para los cócteles como para la guerra de guerrillas. Se encontró el equipo de Gracia con un gol en contra cuando pensaba irse al descanso con el 0-0 inicial. No era mal resultado la igualada para acometer el asalto a la fortaleza ilicitana en la segunda mitad. Sin embargo, un doble error arbitral dio al traste con la ilusión blanquiazul. Undiano le pitó al Málaga una falta que no fue, y de ese lanzamiento vino el gol, logrado con cuatro jugadores locales en fuera de juego, incluido Lombán, que remató de cabeza. La jugada nos llevó mentalmente a la fatídica noche de Dortmund. Pero las circunstancias eran otras: quedaban 45 minutos por delante y el Elche no es el equipo alemán.

El 'gol psicológico' del conjunto local no hizo mella en este Málaga tocado por una varita mágica. Respondió a su vez con otro tanto del mismo corte, porque también puede denominarse con la anterior definición el gol de Camacho nada más empezar el segundo tiempo. ¡Y todavía no habían entrado ni Amrabat ni Recio! Con ellos cambió el partido, que dio el vuelco definitivo para el lado malaguista con la aparición de Luis Alberto, autor del gol del triunfo -tras un pase de maestro del malagueño con el exterior y a media altura- cuando no llevaba ni un minuto en el campo. El gaditano hizo el resto, que no fue poco. Controló a la perfección el cuero, se lo orientó todavía mejor y engañó a la defensa rival con un movimiento de gran futbolista, propiciado por el desmarque de Amrabat. La definición no fue como coser y cantar, pero lo pareció.

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