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CON PERMISO

A las duras y a las maduras

Isabel Naranjo

Miércoles, 26 de noviembre 2014, 12:46

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Se ha presentado ante la opinión pública como adalid de un movimiento social nacido para garantizar la pulcritud, la honestidad, la integridad y la decencia, entre otros, y para representar a miles y miles de ciudadanos hastiados de la clase política en general, en particular de los partidos mayoritarios tradicionales, salpicados y enfangados en un interminable listado de casos de corrupción.

Pero, lo cierto, es que a medida que avanza el recorrido y trayectoria del líder de Podemos la cosa parece no pintar tan idílica como se pensó y presentó en sus amables comienzos.

Gracias a una impagable campaña televisiva el eurodiputado Pablo Iglesias encandiló a esos miles de españoles que empiezan en muchos casos a ver que no es oro todo lo que reluce. Al menos cuando alguien a quien se llena la boca al hablar de casta política para desacreditar a los hasta ahora imbatibles PP y PSOE, agacha la cabeza y da la callada por respuesta cuando emergen circunstancias de las que no debería hacer gala y que afean ese corto recorrido tan aparentemente prometedor que venía simbolizando.

Dar plantón a la cadena de televisión que tantos minutos de gloria te ha proporcionado con argumentos que no justifican la decisión, no hace sino vislumbrar cierta cobardía y miedo a enfrentarse a ese espejo que todo lo ve y en el que habrías de retratarte y confesar por ejemplo el supuesto uso de una productora entendida como asociación cultural sin ánimo de lucro como herramienta mercantil.

Puede ser cuestionable que te exijan, siquiera planteen explicaciones respecto de la gestión pública de tu pareja sentimental que en este caso representa a otro partido político, pero no evitar dar la cara ante el expediente abierto al número 3 de tu partido, Íñigo Errejón, para esclarecer si incumplió obligaciones laborales y si vulneró la Ley de Incompatibilidades, al serle adjudicado, supuestamente a dedo, un contrato de investigación en la UMA, por el que percibe 1.825 euros mensuales, al que ahora probablemente renunciará para atender compromisos de partido. Ahora.

En ese anhelo y lucha por dar la vuelta a la situación política del país y ante las continuas proclamas hechas en favor de la nitidiez y la transparencia no ha lugar para esconderse o mirar para otro lado cuando el viento no le es a uno favorable. Porque entre otras cosas, soplar y sorber, no puede ser.

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