Borrar
LA LUPA

Descarado doble rasero

Juan Antonio Morgado

Domingo, 23 de noviembre 2014, 11:03

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

El Málaga no tiró a puerta en toda la primera parte, con lo que así es difícil marcar, detalle fundamental para ganar un partido. Pero consiguió hacerlo y, cuando buscaba el empate con muchas posibilidades de lograrlo, intervino el jugador número 12 del Atlético de Madrid en muchos partidos: el árbitro. Fernando Teixeira Vitienes le cortó las alas al equipo blanquiazul cuando mejor estaba jugando. Expulsó el colegiado cántabro a Samu de forma injusta cuando faltaban una veintena de minutos para el final, incluyendo los añadidos por las pérdidas. Las acciones por las que el malaguista vio las dos tarjetas amarillas fueron similares a otras muchas de jugadores rojiblancos que quedaron impunes, como el patadón de Tiago a Samu Castillejo nada más empezar el partido, o el empellón de Godín al canterano malaguista, por no hablar de las entraditas del suavón Koke o esa mano de Griezmann que sujeta la pierna de Sergio Sánchez y no lo deja levantarse.

¿Por qué unas acciones merecen un castigo y otras otro? ¿Por qué la misma falta recibe distinta sanción según se produzca en el minuto 1 o en el 40? Eso solo lo podrían responder los árbitros, aunque seguro que ni ellos saben las razones de ese doble rasero. Pero vete a conseguir una entrevista con uno de ellos, inmersos como están en su burbuja los trencillas, que pueden cometer desmanes de todo tipo sin castigo. No es de recibo que Camacho y Sergio Sánchez vieran sendas cartulinas amarillas por protestar, cuando los jugadores del Atlético de Madrid hacen eso en cada falta que se les pita, instalados en un estatus inmerecido, porque rozan la violencia en cada acción y en muchas la superan, sin que los colegiados se atrevan a impartir justicia de verdad.

Mató dos pájaros de un tiro Fernando Teixeira, porque no solo benefició descaradamente al Atlético, sino que dejó mermado al Málaga para el duelo contra el líder, el Real Madrid. El equipo de La Rosaleda perderá por sanción a Camacho (que vio la quinta amarilla) y a Samu, expulsado por doble amonestación, ambas inmerecidas. De todas maneras, el centrocampista maño podría haber evitado la tarjeta si hubiera reprimido su protesta, aunque es comprensible que los futbolistas del Málaga estuvieran quemados al asistir en directo a semejante arbitraje.

Del partido en sí poco se puede destacar, porque juego no hubo. El encuentro transcurrió por los derroteros que le gustan a Simeone: mucha presión, abundancia de balones divididos y escasos lances bien trenzados. Es el caldo de cultivo en el que crece el fútbol de un Atlético que se ha abonado a los goles en jugadas a balón parado, como fue el 1-0. Lo sabía Gracia y también sus discípulos, pero de nuevo sacó petróleo el equipo rojiblanco de un córner tras fallar en cadena el rival. Pocos 1-0 pueden cambiar tanto un partido como ayer lo hizo el tanto de Tiago, porque el Málaga, que echó de menos a Amrabat, se vio obligado a tomar la iniciativa ante un adversario que puede pasar el tiempo que haga falta sin tocar con sentido el balón, porque donde se siente a gusto es en la guerra de guerrillas. El Atlético se fue al descanso con dos goles en las dos únicas ocasiones en que remató.

El Málaga mejoró en la segunda mitad hasta el punto de marcar, algo por lo que el que esto escribe no habría apostado un céntimo en la primera parte. El golazo de Santa Cruz llegó mediada la segunda mitad, con tiempo para intentar la igualada, porque las huestes de Gracia demostraron que no se conformaban con maquillar el resultado. Pero al final llegó el 3-1, propiciado de nuevo por una concatenación de errores en la zaga malaguista.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios